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Alexa Von Wobeser

Abogada litigante cuya práctica se enfoca en arbitraje internacional. Ha participado en asuntos en las áreas de hidrocarburos, minería, deuda soberana, farmacéutica, construcción, energía, entre otras; al igual que en diversos arbitrajes que involucran Estados soberanos a auspicios del Banco Mundial. También ha participado en asuntos relacionados con la Corte Interamericana de Derechos Humanos y en casos relacionados con el tráfico sexual, libertad reproductiva y libertad de expresión.

Alexa obtuvo el título de abogada en la Escuela Libre de Derecho en México y posteriormente el título de maestra en la Northwestern University School of Law. En 2010, ganó el premio Julio Treviño a la mejor tesis de arbitraje, y en 2016 fue nombrada Rising Talent en el Women’s Forum for Economy and Society.

Hoy, Alexa lucha por lograr la equidad de género en nuestro país a través de diferentes grupos y organizaciones y es parte del consejo consultivo del Women’s Forum for the Economy and Society en México. Alexa también es co-fundadora de un grupo de mujeres dedicadas al arbitraje en México y próximamente presidirá un comité del grupo Abogadas Mx.

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¿Cómo comienzas a interactuar con el movimiento en pro de la equidad de género? ¿En qué momento te das cuenta de que vives en una sociedad con este problema?

Creo que en la vida hay causas que buscas y causas que te llegan natural e inevitablemente. Tratándose de la equidad de género, mi caso es el segundo. Yo crecí principalmente en México sin considerarme particularmente feminista y sin poner atención en temas de género. Si bien estudié arduamente cinco años en la Libre de Derecho, lo hice pensando que eventualmente tendría hijos y trabajaría medio tiempo porque soy mujer. Siempre he tenido la tendencia de cuestionar absolutamente todo, pero en este tema yo tenía una especie de punto ciego, porque crecí en una sociedad donde los roles de género están fuertemente marcados. Fue hasta que viví tres años en EE.UU. y trabajé en Nueva York, que me di cuenta del problema de sexismo con el que crecí y con el que vivía en México. En todas las esferas. Creces con cierto tipo de actitudes sexistas y no te das cuenta de que lo son porque lo ves normal. Sin embargo, cuando te expones a una realidad diferente, te das cuenta de que las cosas no necesariamente tienen que ser así, y lo que en México sería común, en otros lugares no se dice o no se hace porque se considera irrespetuoso.

Poco a poco, en todos los diferentes aspectos de mi vida me fui dando cuenta del enorme sexismo que vivimos a diario. Me di cuenta de que había otra realidad en la que no era relevante si eras mujer o si eras hombre, en el trabajo, por ejemplo, o cuando salía con mis amigas en metro y nadie te decía nada.

Al darme cuenta de eso, empecé a leer acerca de diversos temas relacionados con inequidad de género (en sus muy diversas vertientes) y en el trabajo busqué involucrarme en asuntos que tuvieran que ver con problemas de género, tráfico sexual y libertad reproductiva. Cada día me volví más parte de la causa y la causa se volvió parte de mi.

¿Cómo te involucraste directamente con el Women’s Forum for the Economy and Society?

Justo en esta época, una amiga me presentó con JC Agid, quien ahora dirige del Foro en México, porque estaban buscando crear una delegación mexicana de mujeres líderes en distintas áreas para asistir a la reunión global del Foro en Deauville, Francia. La delegación estaría conformada tanto por empresarias, ejecutivas, artistas, atletas, activistas, y mujeres con todo tipo de perfiles. Después de platicar acerca del problema de inequidad en México, JC me invitó a formar parte de la delegación.

Desde ahí sigo involucrada. El segundo año, en 2015, me volvieron a invitar al foro, pero ahora me seleccionaron como Rising Talent. En el ínterin, se formó el consejo consultivo para crear el Women’s Forum en México, y también me invitaron a formar parte del mismo.

El Foro es muy importante para mí, pero también lo es tratar estos temas fuera de esa plataforma estando involucrada en otras iniciativas. Me han buscado de distintos medios para hablar de temas diversos con perspectiva de género, y poco a poco me he ido metiendo más. En el despacho donde trabajo soy parte del Comité de Diversidad, que incluye la diversidad de género por supuesto. Poco a poco esta lucha se ha vuelto una de las actividades que ocupa mi tiempo y atención. 

¿Cómo funciona esa lucha en tu vida personal?

También esto ha sido un proceso. Cuando me empecé a dar cuenta del sexismo con el que crecí, estaba enojada y defensiva al respecto. Sin embargo, luego me di cuenta que la combatividad impide la existencia de diálogo a través del cual se puedan cambiar las cosas. Lo que intento en mi vida, primero es no caer en el rol de género; no por ser mujer, voy a tener que trabajar menos; no porque soy mujer, tengo que atender a mi esposo de cierta manera o tengo que cumplir ciertos roles. Por supuesto, eso no quita todo el cariño y las atenciones que puedo tener con mi esposo porque lo quiero, pero el punto es que no venga desde el rol de género, como: “tú pagas la cena cuando vamos a comer fuera, y cuando estamos en el departamento, yo te hago de cenar”.

Ha sido un proceso de los dos donde hemos buscado tener un matrimonio sin roles estipulados por la sociedad, donde a veces paga uno, a veces paga el otro, a veces hace la cena uno y a veces el otro.

Por otro lado, me he vuelto mucho más consciente, observo mi entorno y me doy cuenta de comentarios que normalmente pasamos por alto. Justo el sábado le platiqué a mi tía que, en donde compro comida libanesa, el señor que atiende siempre me dice: “mi amor”, “mi vida”, “mi reina”. Es un señor mayor, sé que no lo hace con mala intención, pero simplemente no me gusta que me diga así. Mi tía me contestó: “pues si te molesta tanto, dile que tienes un esposo muy celoso”. ¿Cómo puede ser que con ese mensaje crecimos? Pensando que yo tomo fuerza en el momento que involucro a un hombre y que no es suficiente decir que a mi me molesta que un señor me diga “mi amor” y punto. Este es exactamente el sexismo con el que creo que nos educaron. Como mujeres indefensas que necesitan la protección de un hombre. De ahí también la presión que tienen las mujeres de mi edad con casarse. 

Si la idea es vivir en pareja sin roles de género, ¿cómo funcionan los papeles que se dan dentro de una familia? Mamá, papá…

Es obvio que biológicamente existen diferencias entre el hombre y la mujer. Pero yo creo que las diferencias fisiológicas son muy pocas, comparadas con las diferencias culturales. Fisiológicamente las mujeres tenemos a los bebés, ¿pero necesariamente eso implica que tenemos mayores habilidades que un hombre para cuidarlos? ¿Realmente somos tiernas y maternales o así nos educan? Y la educación viene con miles de mensajes inconscientes como los juguetes con los que jugamos hasta con frases como “calladita te ves más bonita”. Pero como dijo John Stuart Mill desde el siglo XVIII, nunca vamos a saber qué características son inherentes a la mujer porque crecemos en sociedad y no podemos separarnos de la sociedad. Sin embargo todo indica que hay muchos roles de género que se nos inculca desde chicas; “ay qué linda”, “qué lindo vestidito”, “qué bonita estás”.

En cuanto al trabajo del hogar, creo que lo más importante es reconocer que el trabajo de hogar es eso: un trabajo. Tan laborioso como el trabajo fuera del hogar, solo que el trabajo del hogar no es remunerado. En consecuencia, la mujer, en la mayoría de los casos, queda muy vulnerable, porque a fin de cuentas el que recibe el dinero es el hombre y la mujer termina dependiendo de él.

Si me preguntas qué es lo ideal, yo creo que lo ideal es que cada pareja decida cómo se va a dividir el trabajo fuera de casa y el trabajo del hogar, estando informados y evitando los prejuicios sociales. Ya sea que ambos trabajen fuera y dentro del hogar o que uno de los dos—sea el hombre o la mujer—tome un rol preponderante en el hogar y otro en el trabajo fuera del hogar. En este sentido, yo creo que no tiene absolutamente nada de malo que una mujer hoy en día se dedique 100% al hogar siempre y cuando sea una decisión propia e informada. Lo que me parece grave es cuando el rol del hogar es impuesto: “eres mujer y te toca cuidar a los hijos, cocinar, etc.” En este tema me parece triste la especie de guerra que se da entre las mamás que trabajan fuera del hogar y las que se dedican al hogar. Creo que todas hacen lo mejor que pueden y si alguien tiene una solución perfecta por favor háganmela llegar. En el inter, hay que respetarnos y apoyarnos.

Por otro lado, mientras las mujeres participan más en el ambiente laboral, los hombres tienen que empezar a participar en el hogar. La gente piensa que es injusto para los niños tener papá y mamá que trabajan porque “nadie los cuida”.

¿Por qué nadie se pone a pensar, en un mundo más equilibrado donde los hombres también participan en el hogar y donde la responsabilidad se divide?

 Personalmente, creo que la división de los roles fuera y dentro de casa, de tal manera que los dos tienen realmente la oportunidad de desarrollarse profesionalmente fuera de casa, es saludable en un entorno familiar. Pero como comenté anteriormente, es una decisión familiar.

La falta de equidad de género en la sociedad afecta especialmente a las mujeres, pero también los hombres son afectados en ciertos aspectos ¿nos puedes dar algunos ejemplos?

El hombre también tiene expectativas de género también implican cargas muy grandes de éxito, de proveer, del número de mujeres con las que tienen que estar, de “fortaleza”, etc. Esas presiones sociales impiden que un hombre se dedique al hogar. Su “hombría” depende directamente de su habilidad para ganarse el pan y la masculinidad se sigue percibiendo como un valor.

Con el tema de la paternidad, hemos visto cierta evolución. Los hombres empiezan a participar más en el cuidado y crianza de sus hijos, y han surgido avances importantes como la licencia de paternidad. Sin embargo, cuando un hombre se dedica al hogar se le sigue haciendo burla de “poco hombre” o de “echar la flojera”, como si el trabajo del hogar no fuera un trabajo importante o digno. Aunque falta mucho, creo que hemos avanzado. En la generación de nuestros abuelos los hombres no sabía hacer ni una quesadilla, en la generación de nuestros papás los hombres ya sabían hacer una quesadilla pero no cambiar un pañal. 

¿Te parece que México está despertando ante este tema?

Desde los 50 ha habido personas que han luchado por la equidad de género y grandes feministas. Con feminismo, me refiero a la lucha por la equidad, no a la creencia de que las mujeres son superiores a lo hombres que no tiene nada de feminista (aclaro porque creo que el concepto de feminismo todavía se malentiende). Yo soy pro ser humano, soy pro equidad. Creo que aún nos falta mucho, pero sí hay mayor conciencia. Hoy en día, y con las redes sociales, hay acceso a más información. En el contexto donde yo vivo sí veo este despertar, pero al pensar en comunidades indígenas en México, sabemos que falta mucho. Las telenovelas, que son una parte enorme de la cultural nacional, todavía cuentan historias donde el objetivo de vida de la mujer es encontrar el amor con un hombre rico. Esta cultura popular no ayuda. Otro ejemplo es la reportera que da las noticias del clima en ciertos canales de noticias con un vestidito pegado y escotado, “adornando” el noticiero. En fin, nos falta mucho, se sigue viendo a la mujer como un objeto. 

Danos cinco agentes de cambio para empezar a ver resultados en cuestiones de equidad de género en nuestra sociedad.

1. Los medios, la televisión, son factores muy importantes. Los creadores deben ofrecer aspiraciones con beneficios reales, tratar temas racionales, temas de orientación sexual, de empoderamiento femenino. Pintar como realidad un mundo con mayor diversidad en todos los sentidos. La ficción es una herramienta muy útil para que ciertas situaciones se perciban como normales.

2. Crear conciencia y estar atentos para detectar estas situaciones. De una manera muy tranquila, tratar de levantar la voz, porque si todos nos quedamos callados, estos comportamientos se repiten y se perpetúan.

3. Denunciar el sexismo y no tolerarlo.

4. Poner mayor atención a la educación de niños y niñas. He visto cosas que son alarmantes. La cultura de las princesas, por ejemplo, le da un mensaje muy claro a as niñas: “tu felicidad radica en conseguir a un príncipe azul que te defienda y te proteja de los peligros del mundo. Para eso tienes que estar muy bonita.” Es muy importante enfocar la educación de los niños sin que todo gire en torno al rol de género. Y hay que exigirles lo mismo a las mujeres que a los hombres.

5. Involucrar a los hombres en el movimiento. El feminismo se percibe como un movimiento de mujeres, pero realmente lo que busca es la equidad. Esto beneficia de igual manera a ambos sexos.

En ocasiones, por haber crecido y vivir en una sociedad con este problema, sin darnos cuenta podemos caer en las mismas actitudes. ¿Nos puedes dar un ejemplo tuyo?

Mi esposo es igual de feminista que yo y en una ocasión la chica que nos ayuda le habló a él para pedirle permiso de algo y para ver qué hacía de comer; en el fondo me saqué de onda y pensé, ”¡No, pero cómo! Yo soy la señora de la casa”. (Risas). Pero no tiene nada de malo, es obvio que le pregunten a él porque la “señora de la casa” no suele comer en la casa porque está trabajando todo el día. Él es quien viene y le da todas las indicaciones, pero en el fondo sentí que no me estaban dando mi lugar. 

¿La equidad está peleada con la caballerosidad?

Este ya es un tema más fino. Creo que la caballerosidad tiende a ser bienintencionada, los hombres son caballerosos por tener una atención, por ser amables. Pero creo que sí parte de la inequidad de género. La caballerosidad es un vestigio de ese sexismo en donde la mujer se percibe como frágil, indefensa y por lo tanto necesita que la cuiden y que la protejan. Yo creo que hay muchas formas de ser amables y educados con la gente que nos rodea sin caer en el sexismo. Yo prefiero que mi esposo me reconozca como igual en todas las decisiones en nuestro matrimonio a que me abra la puerta. Y hay quienes dicen que ambas cosas no están peleadas, pero yo creo que la caballerosidad sí reafirma las diferencias de género (aunque claro que reconozco que cuando un hombre es caballeroso normalmente lo hace por tener un detalle).

¿Qué piensas de movimientos como #HeforShe?

Son muy importantes, porque primero hay que concientizar a los hombres. Cuando un hombre toma una actitud feminista, se expone a que sus amigos le digan “mandilón”, “a quién te quieres ligar”, “con quién estas tratando de quedar bien”. Espero que las siguientes generaciones, nuestros hijos, ya no lo hagan. Espero que vivamos en un mundo en donde ser feminista sea positivo tanto para hombres como para mujeres, porque la equidad trae beneficios para todos.

 Cuéntanos un poco sobre los beneficios de un Foro como este en nuestro país.

Hacen que la gente abra los ojos a temas de género, genera mucha conciencia, transmite mucho conocimiento, conecta a la gente. Cabe aclarar también que el foro no es en sí mismo un evento “feminista”, el Women’s Forum es un evento que habla temas relevantes de economía y de la sociedad, con perspectiva de género. Lo que me parece más importante del foro es que es un evento inclusivo y en el mismo foro hay diferentes opiniones y perspectivas, eso es lo que lo hace tan enriquecedor.

womens-forum.com