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Casa 2G

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S-AR stación-ARquitectura no es un despacho que obtiene atención por equivocación. Es un estudio de diseño serio, que gusta de la experimentación y la investigación, que tiene una postura clara, definida por formas y materiales simples, que destaca por la gran calidad de los espacios y sus acabados austeros, y que además desarrolla proyectos propios, para clientes y para la comunidad.

Algunos de los ejes principales en el trabajo del despacho son la interacción entre lo industrial y lo artesanal, el cuidado de los detalles y su manufactura, de mano del fabricante, así como también la inversión de recursos en ideas de diseño para fabricar lo necesario y obtener una solución exacta a cada proyecto.

Mies van der Rohe acuñó la frase “Dios está en los detalles” refiriéndose al cuidado en la selección, el uso y la forma de construir la arquitectura. Y es que el hacer arquitectura no se trata solamente de tener buenas ideas o generar imágenes evocativas, ni siquiera se trata simplemente de “construir” espacios o estructuras con determinada utilidad, si no de “construirlas con sentido”.

Este compromiso es entonces lo que distingue una construcción de otra, esta historia material que queda grabada en las obras, y que irá enriqueciéndose con su uso.

Este es el caso de la Casa 2G (2011), levantada en San Pedro G.G. (Nuevo León).

Poco después de su conclusión sus moradores la conocen, la tocan y la descubren poco a poco. Sienten las diversas texturas que definen los elementos: puertas, ventanas, pisos y muros. Todo es un micro universo donde cada parte hace que la casa se empeñe en buscar ese sentido iniciado al proyectar: ser una casa de ideas y elementos básicos.

Por lo tanto, aunque la casa es sencilla en sus acabados, formas y concepciones utilitarias, y más brutalista que la arquitectura regional o tradicional de la ciudad, en realidad son los detalles los que la convierten en una obra singular.

Empecemos por la estructura: un sólo material, un sólo sistema constructivo que es al mismo tiempo el esqueleto portante y la piel exterior. Al concreto armado se le exigió más allá de su capacidad estructural, pues en la casa hay volados, perforaciones, vigas que cubren grandes claros y demás exploraciones estructurales que expresan quizás ese deseo de seguir hacia adelante en la cultura constructiva; al mismo tiempo está presente un riguroso uso de la plástica del material, siempre aparente pero cumpliendo con diversas funciones: en el piso un acabado pulido que revela las gravas en las entrañas de la mezcla del concreto, mientras que en muros y losas el acabado es reflejo de la madera de los moldes utilizados para construirlos, dotando de ciertos rasgos y registros de naturaleza que se ha cristalizado en los muros de hormigón.

Continúan los detalles:

Sistemas pasivos. La casa se cierra completamente en su fachada hacia la vía pública, pero ofrece vanos y aberturas con mucho sentido en su interior. Su orientación le permite bloquear el calor directo del sur, y darle la bienvenida cuando se necesita en el invierno. Sobre los techos de los baños se encuentran claraboyas que permiten la entrada de luz natural y, al accionar manualmente sus sistemas mecánicos, permiten también la circulación de aire. El techo además cuenta con algunas transparencias que iluminan el espacio y, en los pasillos, aperturas que permiten el paso del aire.

La carpintería.

El mismo tipo de paneles de madera utilizados en la cimbra, fueron la materia prima para el diseño y la fabricación de puertas, muebles y closets, por lo que tanto las modulaciones como las vetas de los paneles de madera se relacionan con la modulación y el detalle de los colados de concreto en muros, generando un orden constante que es visible entre todas las partes.

La herrería.

Toda fabricada a mano y a medida, especificamente para esta obra. Con la idea de rescatar este oficio aún latente en la localidad, los arquitectos decidieron diseñar y fabricar ventanas, manijas, puertas, peldaños, rejas, barandales, sistemas de aperturas de domos y ventanas, closets, pasadores, marquesinas, goterones, gárgolas, etc. Todo lo que fuera necesario buscando incorporar un lenguaje industrial-artesanal que contextualiza al proyecto no sólo con el lugar físico, sino con la cultura constructiva del mismo. A través de una fuerte colaboración entre diseñador y fabricante se desarrollaron numerosas y sencillas piezas para estos sistemas, cambiando la idea común de “comprar lo pre-fabricado” por la de “fabricar lo necesario” y la de “invertir en los objetos” por la de “invertir en las ideas”.

Otros materiales como placas y tubos de acero reciclado sirven como contenedores para los árboles, colocados en el patio central de la casa, y las plantas que limitan el pasillo lateral, donde se camina sobre 140 durmientes de ferrocarril que forman el pavimento hasta llegar al jardín posterior.

De arquitectura sencilla y reductiva, Casa 2G, es el manifiesto de que una arquitectura universal puede entablar interesantes diálogos con su entorno cultural, industrial y físico a través del detalle con el que las decisiones de diseño y los procesos de construcción se amalgaman para que las materias primas, tanto humanas como materiales, tomen la forma y el uso correcto para dar valor a una obra arquitectónica.