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Chicago casco y pedales

La meca de la arquitectura estadounidense, donde nació Lollapalooza y se construyó el primer rascacielos del mundo, la ciudad de los vientos, de la pizza más famosa en Norteamérica y donde iniciaba la nostálgica Ruta 66, ahora es también un oasis urbano para los amantes del ciclismo. De rodadas amateur a grupos de cyclo-cross y bicicletas diseñadas a la medida, Chicago lo tiene todo para viajar sobre ruedas.

Que Chicago está de moda, no cabe duda. Su oferta gastronómica es inmensa ¡y buenísima!, sus calles son un museo de sitio arquitectónico y hay tantos museos, galerías, obras de teatro y conciertos, que escoger solo un par nos recuerda ese momento en la infancia en el que descubrimos —¡qué injusta es la vida!— que hay que decidirse por el chocolate o la paleta, porque no se pueden los dos. De hecho, sucede así con casi cualquier cosa, hay tantos lugares por ver y actividades por hacer que nunca hay tiempo suficiente para todo. Uno de los pulmones de la ciudad, Millenium Park, es quizás el parque urbano estadounidense más bonito y, sin duda, uno de los más fotografiados, resultado de una escultura que será recordada hasta la posteridad como “el frijol” y una fuente de rostros cambiantes que escupen agua para diversión de chicos y frecuentemente grandes también. Los barrios de Wicker Park y Lincoln Park, con sus tiendas de diseño, bares speakeasy y estudios de tatuajes, ofrecen una alternativa a los clichés de las guías de Chicago, que no exageran cuando aseguran que, de perdida, hay que visitar uno de los miradores de los grandes rascacielos.

La lista de lugares que no pueden faltar en una visita, clásicos y de la escena off-the-beaten-path, es interminable: festivales veraniegos, tiendas de ropa y muebles usados en Milwaukee Avenue, cenas tan auténticamente griegas que no necesitan de platos que se rompan al son de un “opa” y túneles y calles que han servido como locación para filmar Ciudad Gótica, por sugerir algunos. Para fortuna de los ciclistas de corazón, todo se puede hacer en bicicleta. Eso sí, no todo es perfecto. Hay que admitir que Chicago y las bicis tienen un amor apache. Durante los meses cálidos se entienden de maravilla y todo es bondad, pero apenas cae el invierno se aplica la ley del hielo, literalmente, y no vuelven a saber uno del otro hasta que las calles recuperan su color negro y el agua, su estado líquido. Así que, quien quiera pedalear por Chicago, ahora es cuando.

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Rodar sin rumbo fijo
La más obvia de las actividades que se pueden hacer en Chicago relacionadas con la bici es rentar una y dejarse a la deriva, que no es, para nada, una mala idea. Existen varias compañías que rentan bicicletas, Bike and Roll Chicago es la más popular y cuenta con cuatro sucursales dispersas por la ciudad, lo que da la facilidad de rentar en una y devolver en otra. También ofrecen tours temáticos, aunque —honestamente— no hace falta ir con un grupo y seguir tiempos acotados, salvo que se tenga la firme intención de seguir los pasos de Obama en su juventud… una actividad que no cambiaría por descubrir cafés independientes, tiendas de diseño y restaurantes frecuentados por los locales.

Existen varios itinerarios sugeridos que se pueden seguir con una bici. Una de estas rutas es la de Lakeview, que bordea la costa del lago Michigan con casi treinta kilómetros de senderos exclusivamente para ciclistas. Es ideal para quienes no quieren lidiar con coches —aunque son muy respetuosos— y quieren disfrutar de una vista contrastante: las playas del lago de un lado y los rascacielos del otro. Algunas de las paradas que ofrece esta ruta son la fuente de Buckingham, que alguna vez fue la más grande de Estados Unidos; el Museum Campus, donde se concentran la mayor parte de los grandes museos de la ciudad y Navy Pier, un muelle que fue rehabilitado como centro recreativo y que ocupa uno de los primeros puestos en la lista de lugares más visitados en la ciudad (acá entre nos, quién sabe por qué; tiene un par de tiendas, una exhibición de vitrales y una pequeña colección de juegos mecánicos, pero nada del otro mundo).

El resto de las rutas sí requieren andar en la calle, pero la mayoría de las avenidas cuentan con carriles exclusivos o, en su defecto, con prioridad para los ciclistas; no por nada la Cycling Magazine consideró a Chicago como la ciudad más amigable para andar en bici en Estados Unidos. Otras opciones de rutas son Wicker Park-Bucktown y Lincoln Park. La primera se trata de un par de barrios donde reinan las tiendas vintage, los estudios de tatuajes y los lentes de sol con armazones fosforescentes o con patrones animales, además de un parque dedicado a los personajes de El mago de Oz. La segunda es algo más fancy: un barrio rodeado de parques y cerca de las playas y la marina del lago Michigan, donde hay varios teatros pequeños y tiendas de diseño, además de cafés y restaurantes producto de la gentrificación de los últimos años. Aunque históricamente Lincoln Park siempre fue un barrio de inmigrantes, hoy es uno de los lugares más caros para vivir en Estados Unidos y de los más amenos para dar una vuelta sin rumbo fijo.

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La era del biciteísmo
Rentar una bici para explorar Chicago es una buena opción y, seguramente, la única por la que optarán aquellos curiosos cuya devoción por el ciclismo termina junto con las vacaciones. Pero los verdaderos amantes de las bicicletas tienen mucho más que ver. Chicago no es una ciudad perfecta para rodar solo por coincidencia, existe una comunidad considerable de ciclistas que se encargan de que su ciudad esté a la vanguardia en este tema. Por eso no es raro encontrar tiendas especializadas, clubes de ciclistas, diseñadores empedernidos en resucitar bicis de la vieja escuela, clases de yoga especialmente pensadas para trabajar los músculos que más se utilizan al andar en bici y bici-cafés. Y no, ninguna de las anteriores es una exageración.

Heritage, en el barrio Lincoln Park, parece un café mono con decoración sencilla y un olor a tostado irresistible nomás. Hasta que cruzas la puerta. No toma ni diez segundos caer en cuenta de que los granos de café no son los únicos protagonistas del lugar. Ni todos sus clientes adictos a la cafeína que encontraron un lugar tranquilo y con internet para acompañar su trabajo con espresso. Entre una mesa y otra hay varias bicicletas, todas diferentes, pero con una onda retro como denominador común. Y hacia el final de la barra de café se alcanza a ver un taller mecánico en donde lo mismo ensamblan, limpian o arman una bicicleta desde cero. Quizás la combinación de cafetería con tienda de accesorios y fábrica de bicicletas retro por encargo no es lo más normal, pero no suena tan descabellado cuando lo explica el dueño del local, Michael Salvatore. “Simplemente le preguntamos a la gente qué quería y la respuesta nos llevó a la siguiente conclusión: café y bicis. Así que eso les dimos”. E hicieron bien su tarea, porque el lugar está lleno. Algunos van solo por el café, otros para hacerle servicio a su bici y otros más, que no son pocos, a combinar un poco de ambas.

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Además de Heritage hay varias compañías en Chicago que presumen, entre sus quehaceres, diseñar bicicletas. Algunas simples, otras especializadas y algunas más con pinta de meros caprichos. Caros, envidiables y quién-sabe-si-alguien-de-verdad-los-utiliza-para-lo-que-fueron-creados caprichos. Lagomorph, una compañía local enfocada en el diseño de muebles, diseñó una bicicleta con marco de madera que se puede mandar a hacer por encargo y varios miles de dólares. El resultado es una bici, de una sola velocidad, que es tan bonita que la mayoría la usaría antes como decoración en su sala que como transporte en la calle, aunque eso no la priva de ser funcional.

Pero la bicimanía de Chicago no se limita al diseño, hay un abanico de actividades que giran en torno al ciclismo. Temprano en la mañana, entusiastas del cyclo-cross se reúnen en los parques para practicar este deporte. No hay que ser experto ni registrarse previamente, simplemente llegar con la bici adecuada y buscar al grupo, que hace fácil la labor de hacerse visible: no son muchos los que, entre semana, sacan su bicicleta a pasear a las siete de la mañana con accesorios que se ven considerablemente más profesionales que los que abundan en las calles y licras que anuncian un montón de marcas. Como fila de conga en una boda, se unen de a poco los que recién llegan y siguen la pista de quien guía, dando vueltas alrededor de varias de las lomas que hay en el parque.

Y para terminar con broche de oro: ¿qué tal una bici hecha a la medida? Johnny Sprockets es una cadena de tiendas especializadas en ciclismo que lo mismo vende accesorios, repara bicis y ofrece clases relacionadas con este deporte; sin contar que también organiza los grupos de cyclo-cross del párrafo anterior. Tienen un servicio llamado fitting en el que encuentran, a partir de varias pruebas y mediciones, la bicicleta que mejor se amolda fisonómicamente a cada cuerpo, según la actividad que realiza.

[toggle Title=”CÓMO LLEGAR“]

La Ciudad de México está conectada con Chicago por varios vuelos directos al día. Aeroméxico, United y Volaris ofrecen este servicio. Otras ciudades mexicanas, como Guadalajara, León, Monterrey, Morelia, Puerto Vallarta y Zacatecas, también están conectadas con vuelos directos.

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[toggle Title=”CUÁNDO VIAJAR“]

Para recorrer la ciudad sobre ruedas los meses ideales son de mayo a octubre.

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[toggle Title=”RENTA DE BICICLETAS“]

Bike and Roll:
Se puede elegir entre once tipos de bicicletas que van desde una cruiser sencilla hasta una bici eléctrica o una profesional de montaña. La renta comienza en una hora y se puede extender por varios días.
D. 239 E. Randolph Street
T. 1 312 729 1000
bikechicago.com

Divvy Bikes:
Este es el programa de bicicletas como transporte público en Chicago y, a diferencia de otros —como la Ecobici chilanga—, contempla una modalidad de uso para los turistas, quienes pueden tramitar un pase por 24 horas en cualquiera de las estaciones. Por siete dólares se puede disponer de todas las estaciones de forma ilimitada, rentando cada bici hasta por media hora sin costo adicional.
T. 1 855 553 4889
divvybikes.com

¡Ojo! Por extraño que parezca, usar casco al rodar por las calles de Chicago no es una exigencia de ley, por lo que algunas arrendadoras y el sistema Divvy no lo ofrecen. Si utilizas cualquiera de estas opciones, no es mala idea que lleves tu propio casco.

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[toggle Title=”QUÉ HACER“]

Millenium Park Welcome Center
D. 201 E Randolph Street
H. 10:00-16:00 h.

Fuente de Buckingham
D. 201 S Columbus Dr.
H. 8:00-23:00 h.

Museum Campus
D. 1400 S Lake Shore Drive
Todos los días menos Navidad
H. 9:00-17:00 h.

Navy Pier
D. 600 E Grand Avenue
H. 10:00-20:00 h.

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[toggle Title=”BICITEÍSMO“]

Heritage
Es el lugar perfecto para ir por un café. O comprar una selección de accesorios importados. O, de plano, encargar una bicicleta personalizada que se entrega a domicilio, aunque los costos de envío seguramente superen a los de la bicicleta misma. Para cualquiera de las opciones, o la mezcla de varias, vale la pena echarle un vistazo.
D. 2959 N. Lincoln Avenue
T. 1 773 245 3005
heritagebicycles.com

Johnny Sprockets
Cuenta con dos sucursales en la ciudad en las que, además de vender productos profesionales, de vez en vez se puede saludar al sol sin que la bicicleta se ponga celosa. También hacen pruebas de bici a la medida para saber exactamente qué se acomoda mejor a cada cuerpo y, antes de comprar la bici perfecta, se puede probar para estar seguros.
johnnysprockets.com

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[toggle Title=”DÓNDE DORMIR“]

Hotel 71
Este hotel no tiene amenities excéntricas, como cortinas que operan al tacto o televisiones a prueba de agua en el baño, porque simplemente no las necesita. Está ubicado en un punto estratégico de la ciudad, a orillas del río Chicago y a unas cuadras de Michigan Avenue, famosa por sus rascacielos y tiendas. Es accesible fácilmente en bici desde todos los puntos.
D. 71 E. Wacker Drive
T. 1 312 346 7100
www.hotel71.com

Preferred Hotels
Además de los grandes nombres de cadena, Chicago es una de esas ciudades en las que abundan los hoteles independientes. Hay de los estrafalarios con aires de diva, de los que consideran que más es menos y los que creen que la elegancia clásica no pasa de moda. Dos de estos hoteles, que además garantizan un servicio de primera, son The Talbott y The Península, ambos afiliados a Preferred Hotel Group.
preferredhotelgroup.com

The Talbott
D. 20 E Delaware Pl.
T. 1 312-944-4970
www.talbotthotel.com

The Peninsula
D. 108 E Superior St.
T. +1 312-337-2888
chicago.peninsula.com/en/default

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