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Harry’s Bar

Dónde todo comenzó

Ya sea su ambiente acogedor, las recetas clásicas italianas o el servicio excepcional que existe desde el momento que uno entra a cualquiera de sus sedes, la experiencia en Cipriani siempre alude a un sentimiento de confort que uno solo encuentra en el hogar. Una savoir faire italiano que no se consigue de un día a otro, más bien que ha prevalecido durante generaciones en la familia Cipriani, exactamente desde 1931.

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Pocos conocen, que el comienzo de este viaje gastronómico a través de las décadas surgió por la amistad creada en el bar del Hotel Europa en Venecia, donde Giusseppe Cipriani trabajaba como bartender. Entre sus clientes más frecuentes, que posteriormente se convirtieron en grandes amigos, estaban el joven bostoniano Harry Pickering y su tía, los cuales asistían diariamente a la misma hora por su aperitivo.

Un día, Pickering llegó como de costumbre, sin embargo no ordenó nada, lo cual sorprendió a Cipriani. Por consiguiente, le preguntó si ocurría algo, y él le respondió que sus padres habían dejado de financiarlo económicamente. Giuseppe, sin dudarlo, le prestó una cantidad de dinero, y para su sorpresa, dos años después Harry no solo le devolvió el doble de la cantidad, sino que le dio 40,000 liras más con el fin de abrir un bar, con una única condición: que se llamara Harry’s Bar. Entonces no imaginaron que sería el primero de un emporio y referente gastronómico en la actualidad.

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Un antiguo almacén de cuerdas, ubicado en el número 1323 Vía Vallaresso en Venecia, pronto se convirtió en el hangout spot de icónicas personalidades y socialités como Orson Welles, Ernest Hemingway o Truman Capote. Arrigo Cipriani, hijo de Giussepe, comenzó a trabajar en Harry’s a sus diecinueve años y aún atiende el local a sus setenta años de edad. Arrigo recuerda múltiples anécdotas, platillos favoritos y bebidas creadas para sus leales clientes a lo largo de la historia de Harry’s Bar.

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Entre ellos, el clásico Bellini, que tuvo su origen detrás de la barra de Harry’s,y que, por supuesto, fue creado por Giusseppe Cipriani. Su receta compuesta por puré de durazno blanco con prosecco se ha vuelto un clásico universal, aunque nunca tan logrado como el que realizan in-situ. Por otro lado, el platillo estrella es sin duda el carpaccio. Creado especialmente para satisfacer la estricta dieta de la condesa Amalia Nani di Mocenigo, que le prohibía comer carne cocida. Giusseppe, fiel a complacer los gustos de sus comensales, compuso el plato con cortes finos de carne, y agregó una salsa universal, tal y como lo conocemos hoy en día.

En su 85 aniversario, Harry’s Bar es hoy punto de referencia. Nombrado por el ministro de Cultura y un claro legado de Cipriani. Más que un negocio, una historia que refleja pasión, amistad y amor por el propio oficio, algo que la cuarta generación se han encargado de mantener. Como Arrigo Cipriani dice: “Servir es un acto de amor”, y como nos lo han demostrado hasta ahora, es algo que los Cipriani saben hacer, y muy bien.

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FACTS

  • Giusseppe Cipriani le llamó carpaccio, ya que el tono de la carne cruda alude a la tonalidad de rojos presente en los cuadros del pintor veneciano Vittore Carpaccio (c. 1465-c.1525).
  • Siendo la Ciudad de México la última sede abierta, Cipriani, cuyo menú se basa en el original de Harry’s Bar, cuenta actualmente con varias sedes alrededor del mundo como Hong Kong, Dubái, Abu Dhabi, Monte Carlo, Ibiza y Miami.