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La jaula de oro

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La vías de un tren que prometen el sueño americano, tres jóvenes de los barrios bajos de Guatemala, su amistad y la adversidad del trayecto son: La jaula de oro.
Nacido en la península ibérica, Diego Quemada-Diez escribió y dirigió La jaula de oro. Diego, un amante comprometido de nuestro país, tiene ya casi veinte años viviendo en el continente americano. Su experiencia como cinematógrafo graduado del American Film Institute (AFI) y su talento lo llevaron a colaborar con directores como Ken Loach, Isabel Coixet y Alejandro González Iñárritu. Su segundo corto como director y guionista, Quiero ser piloto, presentado en el Festival de Cine de Sundance, ganó más de cincuenta premios internacionales. Gracias a esto, las cosas se acomodaron para que su primer largometraje comenzará a ser una realidad.

La jaula de oro es un proyecto que duró casi ocho años en concretarse. Hubo varias batallas, al igual que en la narrativa de la ficción, para aterrizar este entrañable proyecto. Todo comenzó cuando Quemada-Diez viajó a Mazatlán en un arranque impulsivo y tuvo la oportunidad de vivir por unos meses cerca de las vías del tren, donde se familiarizó con la situación de los migrantes que pretenden llegar a Estados Unidos. Conmovido por esta horrible situación comenzó con una investigación exhaustiva sobre el problema, hasta materializar una historia donde los personajes de los niños migrantes terminaron por ser la voz de tantos testimonios que recopiló durante sus años de documentación.

El ojo del director define al tren como uno de sus personajes protagónicos y es clave para la sucesión de los eventos durante el montaje de la película. Es un discurso que habla sobre la injusticia por la que pasan los migrantes, una metáfora de la estructura industrial que vive el ser humano en nuestros tiempos, más cerca de la esclavitud que de la democracia, donde pareciera que la mano de obra se ha convertido en algo desechable.

La película intenta cuestionarnos sobre las barreras sociales y raciales que ocurren en el viaje, barreras que muchos jóvenes de los pueblos con bajos recursos económicos de México y Centro América experimentan al migrar hacia los Estados Unidos en busca de una vida mejor. El drama de este viaje traza la realidad sobre la deshumanización del sistema económico.

El elenco
Una de las cosas más interesantes del filme es el elenco, ya que ninguno de los tres niños protagonistas eran actores al iniciar el rodaje. Nadie creería esto después de que ganaran el premio al mejor reparto en Cannes 2013, donde se rumora que los aplausos duraron casi treinta minutos. Brandon López, Karen Martínez y Rodolfo Domínguez fueron un descubrimiento esencial para la película. La producción de la película llevó a cabo los castings en distintos municipios del estado de Chiapas y ahí fue donde encontraron a Rodolfo, un niño de origen tzotzil de 16 años que interpreta a Chauk. Este personaje es la contraposición del personaje de Juan, interpretado por Brandon López, un adolescente guatemalteco quien fuera elegido después de varios castings realizados en la distintas zonas marginales de la capital de Guatemala; al igual que el personaje de Karen, quien interpreta a una adolescente guatemalteca que se disfraza de hombre para tener mayor seguridad durante el recorrido. Es interesante el método que se llevo a cabo en la dirección actoral: los niños nunca leyeron el guion, cada día de rodaje, antes de comenzar a filmar, se les leía un pasaje de la secuencia que iban a realizar. Muy a la Ken Loach, Quemada-Diez ha comentado que incitaba a sus actores a vivir las situaciones a las que los estaba orillando. De esta manera las interpretaciones resultaron muy frescas y creíbles.

La producción sobre el viaje
Filmada en Súper-16 y en continuidad, estas particularidades la acercan a una estética documental, además de haberse rodado en locaciones reales y no en sets. Esta característica logra que se defina la apuesta por una fotografía natural que es armoniosa con la narrativa de la película.

El equipo de La jaula de oro realizó el scouting de locaciones por el mismo trayecto por el que viajan los migrantes en su recorrido hacia los Estados Unidos, de esta manera todos los participantes estaban sensibilizados con la situación. De hecho, muchas de las tomas realizadas abordo del tren, mejor conocido como “La Bestia”, son reales; sus acontecimientos y sus personajes son auténticos.

La producción del filme, en la que estuvieron involucrados Inna Payán, Luis Salinas y Edher Campos fue todo un reto, ya que no es fácil conseguir permisos para grabar en lugares donde el conflicto está a flor de piel, y menos cuando los protagonistas son menores de edad. Tuve la oportunidad de hablar con Inna Payán para que nos contara su experiencia y las dificultades que tuvieron que superar para que se lograra producir un proyecto tan interesante y laborioso como La jaula de oro.

Entrevista con Inna Payán

¿Cómo y por qué decidiste involucrarte en el proyecto de La jaula de oro?
Por el tema; cuando llegó Diego a presentarlo era un tema muy conmovedor y complejo. Estaba relacionado con toda la parte social de México, parte que hay que tocar y de la que hay que hablar para mejorar la situación en nuestro país.

¿Cómo crees que el público mexicano reciba la película?
Pues creo que hay películas para todos los gustos, esta película tiene su público específico. Esperaría que sea muy bien recibida, pues lo ha sido a nivel internacional, aunque a veces a los mexicanos no nos gusta oír cosas tristes de nuestro país. Pero tampoco creo que el tema haya sido tocado de una manera únicamente pesimista, lo que se debe a la mirada puesta desde la perspectiva de los niños, que logra que no se convierta una película efectista.

¿Qué fue lo que más te gustó de producir este proyecto?
Creo que conocer el tema y comprender un poco más la situación de los migrantes. Haber conocido a Luis Salinas fue muy grato, sobre todo por contar con un buen amigo en el desarrollo del trabajo. El trabajo que hice con los demás productores, el amor y la pasión que le metió toda la gente que estuvo involucrada en el proyecto fue muy emotivo.

¿El recorrido que hacen en la película es el mismo que hacen los migrantes?
Fuimos muy cercanos a la realidad en el sur. En la parte del norte hicimos dos recorridos, uno de paisajes y trenes y otro fue la ruta que se hizo con los actores.

¿Cuáles fueron las complejidades más importantes de esta producción?
Creo que una de las más importantes fue que el director quería filmar con no actores. También teníamos que grabar con gente de la comunidad, que estuviera por ahí, no hubo nada de fake, los migrantes en realidad eran migrantes, tuvimos un director de extras que nos ayudó con esto. Filmar conforme al guión y no conforme a la producción, para que tuviera esta característica realista, fue complicado, pero al final le dio la estética requerida.

¿Cómo manejaron la seguridad durante el rodaje en una situación tan vulnerable?
Contratábamos seguridad en todas las locaciones, aunque sí hubo una vez que quizás nos desprotegimos un poco. Yo me quedé en el pueblo anterior, pero el equipo se subió por las montañas con un montón de migrantes que no conocíamos y no había señal de celular. A veces, algunas personas, cuando nos subíamos al tren, nos advertían que tuviéramos cuidado con ciertos individuos que iban a bordo.

¿Cómo fue la experiencia con los niños?
Lo primero fue que los niños llegaron dos meses antes de comenzar el rodaje a entrenarse con Fátima Toledo, quien trabajó en la película de Ciudad de Dios y se especializa en capacitar a no actores. Además, los niños eran menores de edad y, por lo tanto, venían acompañados de un adulto de su comunidad que estaba con ellos constantemente durante todo el rodaje. Rodolfo, por ejemplo, hablaba muy poco español, viene de un pueblo en Chiapas y ahora lo habla prácticamente perfecto.

¿Cómo vivieron Cannes?
Cannes fue muy fuerte, desde tenerles que poner la pajarita y llevarlos hasta Francia y ser tan aplaudidos, cuando ellos, aunque ya habían visto la película, no entendían realmente lo que causaban en la gente. Cambiaron muchas cosas en su vida a partir de la película y por eso ahora estamos dándoles seguimiento, por ejemplo, que sigan estudiando e intentamos conseguirles becas.

El equipo viajó por todo el mundo durante 2013 conmoviendo a cientos de espectadores en su gira por festivales. Entre sus grandes logros se encuentra el Premio Gillo Pontecorvo. También fue ganadora del premio a mejor reparto en el prestigioso Festival de Cannes. Triunfó llevándose el Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de Morelia y se retiró victoriosa con el premio al mejor filme de la Competencia Latinoamericana de Largometrajes del Festival Internacional de Cine de Viña del Mar. Fue incluso vencedora en el Premio Astor de Oro en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. La película ha demostrado que el cine mexicano está en uno de sus mejores momentos. El director de la cinta, Diego Quemada-Diez fue honrado con el premio a mejor nuevo director en el Chicago Internacional Film Festival y con el Premio Especial del Jurado por mejor ópera prima en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. La jaula de oro es sin duda un filme que no dejará indiferente al espectador.