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Reinserta, trabajando con el México invisible

Reinserta nace de una preocupación genuina y común a todos los habitantes de nuestro país: nuestra seguridad. A la mayoría nos preocupa lo que sucede en las calles, solemos olvidar que el crimen, la violencia y todas las consecuencias que traen consigo, tienen un origen y son parte de un círculo vicioso. Que los victimarios son también víctimas es una premisa social a tener en cuenta. Si quien se encuentra dentro de las cárceles no está siendo rehabilitando, no hay garantía de su reinserción en la sociedad – un objetivo de su presidio–, y las oportunidades para cambiar su vida serán escasas, por lo que, al salir de las cárceles, lo más probable es que los que fueron reclusos seguirán delinquiendo.

Este proyecto surge de la necesidad que encuentran Saskia Niño de Rivera, Mercedes Castañeda, Fernanda Dorantes y Adán Plata de hacernos responsables como sociedad civil de exigirle al gobierno cambios que impliquen eliminar cifras actuales como que el 75% de las extorsiones y el 50% de los secuestros en México operan desde la cárcel. El problema es que, aunque atenta contra nuestra libertad y nuestra integridad, como ciudadanos hemos decidido voltear hacia el otro lado e ignorar lo que pasa en las cárceles. Reinserta es una organización que actúa para revertir estas cifras.

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Foto: Reinserta.org

Cuéntanos un poco sobre Reinserta y lo que engloba el proyecto.

El sistema penitenciario es muy problemático y por supuesto que es imposible tratar con todos los problemas que este enfrenta. La complejidad, la corrupción y la impunidad, se encuentran a muchos niveles y no hay una solución directa que abarque todo el sistema como tal, entonces tenemos que empezar por solucionar diferentes temas.

Reinserta trabaja con tres aspectos: adolescentes en conflicto con la ley, niños y mamás en prisión, además de todo el tema de género en prisión y, por último, causas justas, es decir, gente inocente en prisión y su defensa legítima, ya que, por su vulnerabilidad y mayormente por su educación, son abusadas. Este último frente está basado en The Inocence Project llevado a cabo en Estados Unidos.

Para empezar, decidimos atacar estos tres frentes, sin perder de vista el crecimiento, porque Reinserta busca una fundación que se quede. El crecimiento va conforme vamos encontrándonos con las problemáticas que tengan que ver con el sistema penitenciario.

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Foto: Reinserta.org

Háblanos un poco del tema de madres e hijos en el sistema penitenciario y los conflictos de género con los que ustedes trabajan.

El 5% de la población penitenciaria son mujeres. Al momento de meter a una mujer en prisión, también te estás metiendo en el aspecto de la familia, estás dejando niños desamparados y en México no existe programa alguno que tenga que ver con las consecuencias de esta situación. No hay apoyo para becas, o apoyo para el cuidado de estos niños, nadie vigila con quién se quedan, no existe un registro de dónde están los hijos de las mujeres que están en la cárcel. Entonces, sin alguien que los cuide ¿cómo rompemos con el patrón criminal que heredan estos niños?

A lo anterior se suma el caso de los niños que nacen y pasan los primeros años de su vida en la cárcel. La edad de los niños de la cárcel varía por estado, y como no estaba regulada, habíamos detectado niños de 14 y 15 años en el penal de Acapulco, por ejemplo, uno de 9 en Oaxaca. Ya logramos que se homologara y en noviembre pasó la ley que regula la maternidad en prisión y la edad de los niños en la cárcel será hasta los 3 años, pero entra en vigor hasta noviembre de 2017.

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Foto: Reinserta.org

¿Cómo es la vida para un niño dentro de un penal?

Así como conocemos la cárcel, es la realidad que vive el niño. Lo más peligroso y lo más difícil que viven los niños en la cárcel es la normalización de la violencia. Ya el entorno de una cárcel es, por la naturaleza del encierro, violento, y luego súmale las conversaciones y las conductas a las que se van adaptando. Ellos no conocen otra realidad, las cuatro paredes de una cárcel son absolutamente todo su mundo. Después de eso, se ven enfrentados a un proceso de separación. ¿Cómo le explicas a un niño de seis años, que es el caso de la Ciudad de México, que él va a salir de la cárcel a un mundo desconocido y nuevo y que su mamá no? ¿Cómo le explicas que su mamá infringió la ley, que cometió un delito, que lastimó a una sociedad?

¿Qué hacen una vez que estos niños salen de la cárcel? ¿De quién dependen?

La mayoría se van a casas hogar, no tanto porque no tengan familiares. Las mujeres en prisión, en general, son abandonadas. Hay un tema de machismo rarísimo en los penales de México, donde el 95% de las mujeres no reciben visitas. Entonces muchas de ellas piensan que si tienen una hermana que hace dos años que no las visita ¿cómo le van a dar a su hijo? Lo más seguro, si no las van a ver a ellas, es que no les lleven a sus hijos tampoco. En la casa hogar se aseguran de que les van a llevar a su hijo una vez al mes y siguen teniendo la patria potestad.

Cómo manejar la maternidad en la cárcel sin hacerle daño a tu hijo, es todo un tema que requiere aprendizaje y cierto manejo de emociones que, siendo una mujer en prisión, la mayoría no lo tienen. Reinserta se ha dedicado a trabajar todo el tema de género y de maternidad en prisión con los niños en la cárcel, generando políticas públicas, cambiando las leyes, y sobre todo, posicionando el tema.

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Foto: Reinserta.org

Esto es algo que digo con mucho orgullo: antes de Reinserta, estos niños eran completamente invisibles. No existían en ninguna ley, nadie sabía de ellos, nadie sabía siquiera que había niños.
Cuando creamos el proyecto, no sabíamos que había niños en la cárcel. Cuando entré a la cárcel por primera vez y vi niños, dije: “¿Qué es esto?” “Son los hijos de las internas”. “¿Y ellos qué hacen aquí?” “Aquí viven”. Claro, tiene toda la lógica.

Lo más importante de este proyecto es romper los patrones que mencionamos arriba. Normalmente, la mujer en prisión, va de la mano con un hombre. No conozco a la mujer líder de banda de secuestradores. Siempre van de la mano con alguien, normalmente es el amante, el esposo, el hermano. En México existe un factor especial que son familias criminógenas. Entonces ¿cómo rompemos patrones criminógenos? ¿Cómo le damos oportunidades a estos niños, lejos de posicionarlos dentro de un núcleo familiar, social o cultural criminal? Esa es una parte importante para frenar la inseguridad en México.

¿Hay diferencias en la situación de hombres y mujeres en la cárcel?

En México, el fenómeno de la mujer criminal es relativamente nuevo. En los últimos diez años ha crecido 136% y hoy, siguen siendo solo el 5% de la población penitenciaria. O sea, el 95% de la gente que está en la cárcel son hombres, lo que genera que en México no haya cultura de género en las cárceles. El 80% de los estados tienen penales mixtos. Como no pueden estar juntos hombres y mujeres, entonces en un reclusorio con cuatro dormitorios, segregan uno, ponen alguna barrera física como varillas y ahí ponen a las mujeres.

Esa es una de las grandes luchas de Reinserta. Hay que tener reclusorios de mujeres porque no es lo mismo una mujer en prisión que un hombre en prisión. La mujer en prisión necesita un área de lactancia, dormitorios de maternidad. Hay todo un contexto que tiene la mujer que no tiene el hombre. Hoy por hoy, los reclusorios están hechos para hombres.

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Foto: Reinserta.org

Sin considerar la parte de la maternidad ¿cuáles serían los requerimientos para las mujeres?

En el área médica necesitas un área de ginecología. El presupuesto penitenciario tiene que incluir toda la parte médica de una mujer, así como el hombre debe tener un urólogo. Los deportes que puedan llegar a practicar, el trabajo que pueden realizar, los intereses que tengan dentro de los cinco ejes de acción del artículo 18 que son el trabajo, la educación, la salud, cultura y deporte. Aquí tienes mujeres que están en un reclusorio de hombre, en un rincón. Todas las áreas verdes, áreas laborales y educativas, están en el área de los hombres y ellas no las tienen.

¿Y a nivel jurídico?

Hay gran falta de capacitación en los ministerios públicos, con los jueces, con los secretarios, no sabes la cantidad de casos que tengo donde ella va por el mismo delito que su esposo, su hermano o su papá y ella trae una sentencia más larga. En los casos donde ocurre con más frecuencia, es en el de homicidio de parentesco, cuando matan a sus hijos, porque el juez juzga a la mujer por no ser la mamá que debió haber sido. Porque “era su obligación como madre cuidar del niño, no del hombre”. Incluso nos ha tocado ver cómo los hombres son quienes matan, quienes físicamente realizan la acción y les dan sentencias más altas a ellas.

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Foto: Reinserta.org

¿Habría alguna manera de estandarizar estos casos?

Es un tema de género. Por ejemplo, Alejandra, denunció cinco veces a su marido por violación y maltrato, y cuando él trató de violar a su hija, ella lo mató. Le dieron la pena máxima. Lo denunció cinco veces y no hicieron nada, cuando iba con marcas, y luego cuando lo mató, le metieron la máxima por homicidio.

Por el momento, este tipo de casos nosotros no los cubrimos, pero sí nos gustaría empezar a trabajar todo el concepto de capacitación, porque hay una clara violación de derechos humanos. Los jueces son los primeros en ser machistas. Entonces, falta la conciencia de que no es nada más un tema jurídico o moral, cuando vas a juzgar a una persona, si estás metiendo a la cárcel a una mujer que tiene cuatro hijos y la estás metiendo por robo simple y le quieres clavar 12 años. Espérate. Hay que valorar y tomar en consideración varios factores: tienes medidas alternas a la pena, tienes muchísimas cosas que puedes usar, como el brazalete, el arresto domiciliario, servicio a la comunidad, pagar fianzas, medidas que no dejarán cuatro niños en una situación vulnerable.

En las cárceles de México ya tenemos un 400% de sobrepoblación donde no solo no les genera condiciones de vida digna, sino todo lo contrario.

La post-reclusión es otro tema, pero es durísima. Mucha gente que pasa más de 5, 7, 8 años en la cárcel, prefiere quedarse eallí que salir, porque no hay herramientas, la ciudad no los acepta, y sales tan dañado, que es más fácil quedarte. En México hay 40% de reincidencia registrada, y eso es solo la registrada. Es un círculo vicioso que como ciudadanos tenemos que entender que no nos saca del problema de la inseguridad.

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Foto: Reinserta.org

Cuéntanos sobre los adolescentes en conflicto con la ley.

Los adolescentes son un tema complicadísimo porque, hoy por hoy, en México el crimen organizado busca agarrar niños de 7 u 8 años y entrenarlos. Tienes niños de esa edad que ya se dedican a matar, a secuestrar y los vemos como delincuentes. Adolescentes de 13, 14, 15 años, con los que no tenemos la empatía social que se necesita para no verlos como delincuentes y, en lugar de eso, pensar qué toma para que un niño de siete años, agarre una pistola y mate a alguien. ¿En qué entorno se encuentra? ¿Cómo nos responsabilizamos como sociedad para que por lo menos no tengamos niñez dentro de la delincuencia en nuestro país?

Y aun así no hay programas. El gobierno en México no tiene una sola política pública y no tiene un solo programa para ayudar a los niños a salir del crimen organizado. Hay más de 30 mil niños metidos en el crimen organizado y ni siquiera el gobierno tiene las herramientas para sacarlos.

A esa edad no entran a las cárceles ¿qué pasa con ellos si son aprehendidos?

En México son comunidades de tratamiento para adolescentes en conflicto con la ley, pero estos espacios deberían de ser, al igual que las cárceles, espacios de oportunidad donde estás resguardando la vida de una persona que se ha visto vulnerable a lo largo de su historia y que dañaron a la sociedad. Claro que es un castigo, pero debería ser una forma de decir: ¿Cómo usamos estos espacios de reclusión como espacios de oportunidad para que estos niños se integren a la sociedad de una forma positiva?

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Foto: Reinserta.org

¿Cuánto tiempo pasan estos niños en los centros y qué sucede con ellos después?

La pena máxima en México es de 5 años. Sin importar el delito que cometiste como menor de edad, no vas a tener una sentencia mayor a 5 años. Entonces, regresamos a lo mismo, nos conviene como sociedad que esos niños tengan programas y que tengan toda la estructura que se necesita para reinsertarse a la sociedad.

En Reinserta tenemos una casa de medio camino para adolescentes en conflicto con la ley. El fin es darles herramientas a estos niños adentro de las comunidades y los acompañamos en su salida para que puedan ser parte de esta sociedad y no seguir dañando. Hay que plantearnos qué podemos hacer para lograr esto, en vez de decir lo que le escucho a mucha gente, “No, ni madres, que se pudran en la cárcel”. El daño que hicieron, ya se hizo, no queremos que se siga haciendo y esa creo que es una de las bases principales de Reinserta, que no se repitan esos patrones.

¿Qué medidas han implementado ustedes para los adolescentes?

Nosotros trabajamos únicamente con adolescentes que han cometido delitos graves. El delito grave, automáticamente te lleva a la reclusión, a las comunidades de tratamiento, con los no graves haces tu medida en externación, lo cual, lo único que quiere decir es que el juez te tiene un ojo encima y básicamente tienes que cumplir las medidas dictadas, como ir tres veces a la semana a la psicóloga o enseñarle al juez tus calificaciones.

El delito grave es aquel que implica a una tercera persona que se ve afectada. Entonces, robo a mano armada o que haya generado alguna cuestión psicológica, como secuestro u homicidio. Por ejemplo, de los 15 chavos que tenemos en la casa ahorita, todos son sicarios o secuestradores, si no los intervienes, van a seguir delinquiendo, hasta que los vuelvan a agarrar para llevárselos a la cárcel grande.

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Foto: Reinserta.org

Trabajamos adentro de las comunidades de tratamiento, y los que salen vienen, en beneficio, que quiere decir que el juez ve directamente con Reinserta si los deja salir antes, pero tiene que estar aquí con nosotros que somos quienes le vamos reportando al juez si ha venido a todas sus tareas –ya que a varios de los niños los tenemos becados en el Tec de Monterrey –, si no consume drogas, si está trabajando, si está yendo a sus terapias, etc. Ellos están aquí de 9 de la mañana a 4 de la tarde en talleres y terapias.

Uno de los ejes más importantes de Reinserta es la justicia restaurativa, uno de los grandes problemas que tenemos con ellos. Desde una edad muy corta, han perdido el sentido de empatía. Todos tienen historias muy fuertes que han hecho que se vayan volviendo como pequeñas rocas.

Entonces por medio de la justicia restaurativa trabajamos mucho el “vuelvo yo a ponerme en un contexto social donde pertenezco y donde mis acciones generan consecuencias, buenas o malas, pero generan consecuencias”. Hay que entender que son niños y niñas entonces tienen toda una vida por delante y está en nosotros generar las condiciones para que no se vuelvan los próximos líderes de bandas criminales en nuestro país.

Por último, cuéntanos de las causas justas.

Causas justas es un programa chiquito de Reinserta donde tenemos un grupo de abogados que son de los mejores penalistas en México y nos ayudan a detectar casos de inocencia en prisión. Gente que por su educación, por su vulnerabilidad y demás, han sido puestos como personas que cometieron un crimen y no es cierto. Nosotros llevamos la defensa legítima de esas personas.

¿Nos puedes contar algún caso específico? Hemos sacado a varias personas. El primer caso que tuvimos, fue una chava que acusaron del homicidio de su vecino y la única prueba que tenían contra ella, era una película de Kill Bill que encontraron en su departamento. El juez determinó que era una mujer violenta porque tenía la película de Kill Bill y le echaron 27 años en la cárcel. La única “prueba”.

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Foto: Reinserta.org

Nos tocó defender también a un chavo con retraso mental, de 25 años, que tenía la mentalidad de un niño de 4. Lo acusaban de almacenamiento de pornografía infantil. Eso es un delito intelectual. El chavo cristiano, con familia cristiana. El niño bajaba fotos y la única foto que tenía era de una chava que “podía tener 17 años”. Cuando el juez le pregunta, “¿Tú sabes que lo que estabas haciendo estaba mal?” Él dice que sí. Entonces él, como cualquier niño de 25 años, hormonal, bajaba cualquier foto de Internet y lo metieron a la cárcel por tenerla en su computadora. Con él nos aventamos un año peleando. Él no entendía el concepto de la cárcel, creía que estaba en un hospital.

El Ministerio Público y nosotros entregamos los estudios psicológicos que determinaban que era imposible que el niño hubiera cometido el delito intelectual por el que lo acusaban, no tenía la capacidad para hacerlo. Hasta el director del penal le mandó cartas al juez, pero la respuesta era “se está haciendo, está actuando”.

MUCHA GENTE QUE PASA MÁS DE 5, 7, 8 AÑOS EN LA CÁRCEL, PREFIERE QUEDARSE EN LA CÁRCEL QUE SALIR, PORQUE NO HAY HERRAMIENTAS, LA CIUDAD NO LOS ACEPTA

¿Cómo caen estas personas?

En México tienes que el 97% de los delitos no se denuncian. Del 3% de los delitos que sí se denuncian, la mitad son archivados. Y encima de eso, los judiciales reciben bonos por meter a la gente a la cárcel. Entonces, cuando tienen un caso que no van a resolver por la razón que tú quieras, porque no pueden, porque no hay las herramientas o por corrupción, sí se llegan a ir contra la gente inocente y clavarles muertitos. Lo cual me lleva al punto más importante de Causas Justas. Por cada inocente en la cárcel, hay una persona culpable en la calle.

¿Cómo mantienen una línea en donde, lejos de odiar o que te dé repulsión, entiendas que es una persona que necesita ayuda, que está dañada? Al final de es un tema de proyección. Lo fregado que está el sistema penitenciario hoy, es una consecuencia proyectiva de la ciudadanía. ¿Por qué? Tú ves que agarran a una banda de secuestradores y lo primero que dices es “qué bueno, que se pudran en la cárcel, me vale madres”. Pero porque yo estoy harta de vivir en un país donde secuestran a tiro por viaje. Estoy cansada de saber que secuestraron a un amigo o a mi familia, estoy cansada de vivir con miedo.

Entonces hemos creado centros de venganza. Al final, si yo ahorita te traigo a uno de mis chavos y te digo que mató a 20 tipos, lo vas a odiar, porque tú estás cansada de vivir en un país donde hay esas noticias y diario hay alguien asesinado. Entonces es un tema proyectivo, completamente natural tu enojo.

Sin embargo, a Reinserta nos llega gente que puede trabajar con esta población y hay que tener siempre en cuenta que, al final, la mayoría de estos chavos son víctimas. Mercedes y yo nos hemos metido mucho a trabajar con sicarios, yo con mujeres sicarias y ella con sicarios, y ahorita queremos escribir un libro del tema. Algo que hemos visto es el entrenamiento, que es el mismo entrenamiento que les dan a los militares. ¿Cómo hago para que no tengas empatía? Te maltrato. A las mujeres sicarias les enseñan a matar a la gente, pero antes les enseñan a matar a un perro con el que primero las encariñaron; volverte una piedra es un mecanismo de defensa.

A mis chavos, por ejemplo, si les quieres hablar de sus víctimas, no te dejan. En el tema de justicia restaurativa, ese es uno de sus objetivos principales. Porque les tocas esa parte y se mueren, se caen en pedazos de pensar y de racionalizar el daño que hicieron. Pero es lo que tienen que hacer.

Te voy a poner un ejemplo: el otro día en el centro de cómputo, estaba Mercedes con uno de los niños, que estaba llorando. Le dijo: “Es que mataron a mi valesito” y estaba viendo una foto en Facebook con el listón negro. En ese momento, Mercedes se acercó y comenzó a platicar con él sobre como se sentía lo que llego a una platica super interesante, en donde él por primera vez empezó a aceptar que lo que había hecho él, había dañado a alguien. Después de eso empezó a trabajar y meterse en programas sociales y ver como podía apoyar. Porque esos son los momentos que ellos tienen para lograr posicionarse en esa situación. Eso es empatía social. Lo primero que un niño o una persona hace cuando comete delitos, es dejar de tener eso, pero como siempre les decimos, dejar de ser parte de un problema es ser parte de la solución.

¿Cómo puede ayudar la gente con el trabajo de Reinserta?

Lo que haría es invitarlos a que nos escriban a [email protected]. Porque hay todo tipo de gente que nos puede ayudar de diferente manera. Definitivamente, Reinserta vive de donaciones económicas, pero también necesitamos manos.

Dos o tres veces al año que nos llevamos a los niños de las cárceles, de tres diferentes reclusorios, a la Granja de las Américas, al Papalote y al cine. Hoy se fueron a Cancún. Normalmente, nos llevamos como 90 y me llevo una voluntaria por niño y la regla es: te vas con nosotros, te presentas con la mamá, le recibes al niño y le regresas al niño al final del día.

Nuestros adolescentes necesitan becas para seguir estudiando. El Tec de Monterrey beca una parte y nosotros tenemos que becar la otra, entonces necesitamos ayuda con eso también. Necesitamos utensilios escolares, leche, pañales o productos de higiene básica de niños.

¿Qué le hace falta a Reinserta, en otras áreas, para que se genere un resultado integral?

Seguir sumando gente y que entiendan la importancia que tiene el voltear a ver las cárceles con los ojos que merecen ser vistas, para nuestro bien. De cada 10 personas a las que les pida una donación, 9 me van a decir que no, solo por el hecho de que trabajo con cárceles. Me dicen: “No lo merecen”. Quizás no lo merezcan, pero nosotros sí merecemos vivir en un México mejor, nuestros hijos sí merecen vivir en un México seguro y el no apostar por esta gente, es dejar delincuentes en la calle.

¿Estás 100% segura de que la gente puede rehabilitarse?

Sí, el 99% de la gente puede rehabilitarse y con eso tendremos 99% menos víctimas.

www.reinserta.org