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EL ÁGUILA REAL

Al observar el vuelo de un águila real, ¿quién no ha deseado poder imitarlo? Un ave majestuosa, de tamaño considerable, ojos penetrantes y alas poderosas y ligeras. Cuando preguntan cuál es nuestro animal favorito, ¿quién no tendría la tentación de optar por el águila? Todo mundo quisiera volar ágil y velozmente. Por su fuerza, su vista, sus garras, su plumaje y muchos otros atributos, este animal es una maravilla de la naturaleza.

Además de ser una de las aves más espectaculares, el águila representa mucho más para los mexicanos. Dice la leyenda que hace cientos de años el dios Huitzilopochtli indicó a los mexicas que construyeran su ciudad donde vieran a un águila posada sobre un nopal devorando una serpiente. Después de una larga excursión encontraron, subida en un cactus a la mitad de un lago, un águila real majestuosa, devorando ferozmente a una serpiente que luchaba por salvar su vida. Fue entonces que decidieron instalarse ahí mismo, sobre un islote en el lago y, a partir de ese momento, se fundó Tenochtitlan, para convertirse progresivamente en lo que hoy es la capital de nuestro país. Sin embargo, el águila, nuestro símbolo patrio, el centro de nuestra bandera, la imagen representativa de México, está en peligro de extinción. Como muchas otras especies de animales, el número de águilas se ha ido reduciendo significativamente a causa de la gran huella que deja el ser humano: la contaminación, la reducción de su hábitat y, sobre todo, la caza ilegal y el tráfico de sus huevos y polluelos. Estas aves se encuentran en una situación alarmante, ya que únicamente quedan 82 parejas registradas. Pero aún más alarmante es que no hagamos nada al respecto, sin saber lo que hace únicas a estas aves, sin saber que podrían dejar de existir y que hay cosas que pueden hacerse para evitar ese resultado atroz.

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Es por esto que surgió el proyecto de rescate del águila real, Refugio Salvaje, en el parque temático Reino Animal en Teotihuacán; para informar, educar y apoyar la supervivencia de la especie, sin eliminar la posibilidad de avistarla y de, hasta cierto punto, interactuar con ella. Este proyecto cultural y biológico tiene como objetivo la educación de los visitantes, para que conozcan más a fondo a estas aves y así poder crear conciencia del peligro en el que se encuentran. Sin embargo, prevenir el deterioro de la situación no es suficiente, así que la organización también tiene como objetivo criar y liberar más águilas a su hábitat natural y protegerlas de los eventuales peligros. Para asegurar la reproducción de esta especie existe un criadero in situdonde los huevos y los polluelos se resguardan de los cazadores furtivos y se conservan en condiciones óptimas para su desarrollo. Una vez que los polluelos crecen, empiezan con el programa de rehabilitación para acostumbrarlos a la vida salvaje y que puedan ser liberados. Con las águilas mayores el proceso es un poco diferente, depende del estado en el que se encuentren si se hace la liberación o si entran en un programa de reproducción en cautiverio, con todos los cuidados y la rehabilitación que necesiten.

Puesto que la mejor manera de sensibilizar a las personas es mediante el contacto directo, la observación y, por supuesto, la diversión, hay diferentes actividades que se pueden realizar en el parque. Está, por ejemplo, el espectáculo educativo, donde se muestran águilas entrenadas que realizan rutinas bajo la orden del entrenador. Por supuesto que entre tanta diversión se dan explicaciones sobre la especie, su manejo y los procesos de entrenamiento.

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También existe la experiencia audiovisual, en la que se proyecta un vídeo educativo. Al poder observar momentos únicos e íntimos de la vida de un águila real o al escuchar los sonidos que emite frente a sus polluelos, uno parece fusionarse con la criatura y ver la vida a través de esos ojos imponentes. En esta experiencia se crea una empatía profunda que integra sentimentalmente a los espectadores en el proceso de rescate del águila, que los inspira a imaginarse en la situación de esta especie y les remueve los sentimientos para que la iniciativa y el cambio nazca del corazón de cada uno de ellos.

Después del Museo del Águila Real, donde se explican minuciosamente tanto las características biológicas de la especie como sus antecedentes e influencias simbólicos en la identidad del país, es momento de adentrarse en el área de exploración. Esta área del parque es donde se puede admirar al águila real cara a cara. Ya involucrado sentimentalmente en la situación de la especie, ver a un águila iniciar el vuelo o poder observar sus garras se convierte en una experiencia única que estremece de emoción, pues tristemente no son muchas las personas que hoy en día tienen la oportunidad de hacerlo.

También hay un mirador que permite apreciar las áreas de incubación y reproducción y echar un vistazo a las etapas más tempranas de la vida de estos animales, para ser testigos de la transformación radical que experimentan al crecer. Además de esta zona de incubación, se visita el albergue de águilas adultas. Imitando perfectamente su entorno natural, con una flora densa y puentes colgantes que hacen el recorrido aún más interesante, aquí se pueden observar los especímenes en un ambiente de armonía natural.

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Para cautivar a las audiencias más jóvenes y para profundizar la experiencia y volverla inolvidable, se imparten actividades dinámicas de cetrería y fotografía, lo que crea un lazo memorable entre el participante y el animal.

La visita que propone Refugio Salvaje en Reino Animal es radicalmente diferente a la de cualquier aviario o zoológico. Aquí se sumerge al visitante en un mundo fantástico perteneciente a estas aves de garras feroces y vuelo suave, se explica su naturaleza y la problemática en la que se encuentran para después poder apreciarlas cara a cara y así sembrar las semillas de la empatía y la conciencia de manera permanente en el corazón de cada uno. Esfuerzos como los de este proyecto deberían existir por montones, pues la preservación de esta ave es necesaria para México y para el mundo, para nosotros y para los ecosistemas. Es imperativo que como mexicanos aseguremos la supervivencia del águila real, porque aunque solamente habita algunos estados, México sigue siendo su único hogar.

Por condiciones como su inteligencia, su vuelo majestuoso —que alcanza los 2,500 metros—, sus picudas garras —que no solo intimidan, sino que soportan 300 kg/cm2— y sus ojos —que ven 8 veces mejor que los de cualquier ser humano—, el águila es un animal que debemos preservar. Sintamos un profundo orgullo de que sea el símbolo de esta nación.