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Ana Laura González – Pasión por las olas

A sus 18 años de edad, Ana Laura González es una de las surfstas más reconocidas de México. Tras coronarse campeona nacional Sub-16 y Sub-18 en 2013, obtener el 9º lugar en el World Junior Surfng Championship de la International Surfng Association en 2016, y ser la surfsta mexicana más joven en enfrentarse al mar en la isla de Todos Santos, no cabe duda de que esta joven mexicana escribirá historia en el mundo del surf.

Cuéntanos un poco de la disciplina deportiva a lo largo de tu vida.

Siempre he sido súper activa, mis papás me inculcaron la importancia del deporte desde chiquita. A los dos años aprendí a nadar, a los cuatro me inicié en el ballet y también practiqué gimnasia olímpica durante muchos años. Comencé a surfear cuando tenía diez años, en unas vacaciones familiares. Mi hermano grande surfeaba y a mí me encantaba verlo; él siempre salía del mar con una sonrisa y súper emocionado. Yo no me había animado antes porque me daba miedo el mar y no quería que una ola me revolcara, pero cuando me atreví, me enamoré de ese deporte.

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¿Cómo fue esa primera experiencia surfeando?

¡Fue súper difícil! Recuerdo que pasé 40 minutos en el agua, intentando agarrar una ola. El mar me revolcaba, me golpeaba con la tabla, me jalaba la pierna con la cuerda y lo único que pensaba era ¿cómo les puede gustar esto? Pero mi papá sabía que surfear me iba a encantar, así que no me dejó darme por vencida sin por lo menos tomar una ola. Al final, lo logré y fue realmente increíble.

Una vez que te enamoraste de la tabla ¿cómo seguiste practicando al vivir en una ciudad sin playa?

Es ese momento vivía en Michoacán, así que solamente surfeaba en vacaciones. Realmente solo surfeaba una o dos veces al año, casi nada. Lo que hacía era practicar otros deportes a lo largo del año como entrenamiento, para así tener buena condición cuando llegara a la playa. Por supuesto, no se compara con poder surfear a diario.

Por la inseguridad, mi familia decidió mudarse a Manzanillo, temporalmente, cuando tenía 13. Dejé el ballet y la gimnasia porque ahora podía surfear cuando quisiera. La verdad es que la vida en la playa no se compara con la vida en la ciudad, a mi familia le encantó y yo obviamente no quería alejarme del mar, así que nos quedamos.

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¿Cuándo decidiste que querías dedicarte al surf profesionalmente?

Todo se fue dando, fue un proceso. A los 14 participé en mi primera competencia nacional y quedé como campeona Sub-16 y Sub-18, por lo que también clasifiqué para el mundial. De ahí, comencé con un entrenamiento mucho más enfocado, empecé a participar en más competencias con apoyo de mis papás y de algunos patrocinadores.

Un año después, volví a clasificar para el mundial y llegó el punto en el que tuve que empezar a estudiar en línea porque mis viajes me impedían asistir a una escuela regularmente. Cuando me di cuenta, ya había empezado mi carrera como surfista profesional.

¿De qué forma compaginas tus estudios con tu entrenamiento?

Es bastante difícil y se requiere de mucha disciplina y organización. Suelo entrenar en las mañanas, y a medio día y por las noches me pongo a hacer tarea. Intento estudiar a diario, porque si un día no lo hago, termino dejándolo todo para el final.

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¿Cómo es tu rutina diaria?

Me levanto temprano por la mañana y voy a surfear dos horas o dos horas y media. Regreso a mi casa a desayunar y de ahí me voy al gimnasio, donde hago ejercicios específicos para surfear, circuitos o algo de cardio. Después del ejercicio me tomo un licuado de proteína y me pongo a hacer tarea hasta la hora de la comida. Por la tarde, salgo a surfear otra vez o, si no hay muchas olas, busco hacer otras actividades como patinar. En la noche, termino mis tareas y, para cerrar el día, me gusta acostarme a ver Netflix, pero siempre intento irme a dormir temprano.

NO PASA NADA SI A VECES TE CAES, PUES TÚ DECIDES SI TE DEJAS LLEVAR POR LA CORRIENTE O AGARRAS TU TABLA Y SIGUES REMANDO POR UNA NUEVA OLA.

¿Qué cambios o sacrificios has tenido que hacer para ser surfista?

Realmente no muchos. Sí hay algunas cosas que no puedo hacer, por ejemplo, no salgo mucho por las noches porque todos los días me levanto temprano a entrenar. Los domingos, aunque sea mi día de descanso, también me gusta ir a la playa y surfear con mis amigos.

Hasta el momento ¿cuál crees que ha sido el mayor logro en tu carrera?

Creo que ha sido quedar en 9º lugar mundial en el World Junior Surfing Championship en Portugal. Fue un mundial muy difícil, ya que las condiciones climáticas eran muy cambiantes. Un día podías tener olas muy pequeñas en la mañana, y por la tarde eran enormes, así que necesitabas tener distintas estrategias. Al final, el resultado fue histórico para el surfing femenil mexicano, así que estoy muy orgullosa.

Cuéntanos sobre tu experiencia en Todos Santos con tan solo 14 años de edad.

Ese también ha sido uno de mis más grandes logros. La isla de Todos Santos es una reserva mundial de olas y es considerado uno de los lugares más peligrosos para surfear. Para que se den una idea, en cuanto llegué a la isla empecé a llorar. Era demasiado impactante ver cómo las olas tronaban en el arrecife, además de que el lugar está en medio de la nada, hace muchísimo frío y en ese momento había neblina. Por si fuera poco, se me ocurrió preguntar qué eran esas tablas que estaban al lado del faro, y resultó que era un cementerio. ¡Estaban todas las tablas de los surfistas que habían muerto en ese lugar!

Sin embargo, yo llevaba tres meses preparándome para ese momento y no quise que el miedo me detuviera. También me daba pena que me vieran llorar, así que me aventé al mar y comencé a remar hacia las olas. Después de hora y media sin tomar ninguna ola, me acordé de una frase que siempre me dice mi papá: “Si no está en tu mente, no está en tu vida”. Traté de olvidar todo lo negativo y me enfoqué en surfear, así que por fin logré correr mi primera ola. En ese momento, todo cambió y se convirtió en una experiencia increíble que disfruté al máximo.

¿Cuál es tu miedo más grande al practicar este deporte?

Creo que mi mayor miedo siempre han sido las olas grandes. Al principio las evitaba, pero poco a poco me he ido atreviendo más. Sé que estoy preparada para surfear esas olas y eso me da cierta tranquilidad, pero aun así, me da miedo cada vez que veo una ola gigante. Hubo una vez que de verdad vi pasar mi vida ante mis ojos, ya no sentía el cuerpo, pero logré salir a la arena y me quedé tirada como una hora sin poder moverme, estaba en shock. Después de eso, regresé a tomar otra ola para romper con ese miedo.

¿Qué es lo que más te emociona al meterte al mar?

¡Todo! Es estar sentada en la tabla, en el agua, viendo los colores del amanecer o del atardecer, entre peces, delfines o manta rayas. Me encanta estar en contacto con la naturaleza y el mar me parece verdaderamente mágico. También me encanta la adrenalina que siento al momento de remar, así como la sensación de ir sobre la tabla, la velocidad, todo eso es indescriptible.

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Ahora que surfeas con tu hermanita de 8 años ¿crees que ella desarrolle la misma pasión que tú?

En verdad creo que sí porque le encanta surfear y no le da miedo nada. Es súper chiquita, a mí me hubiera encantado empezar a esa edad. Una de mis cosas favoritas es surfear juntas porque me motiva muchísimo verla y compartirle todo lo que he aprendido. Yo empecé sola, así que me encanta poder compartirlo con ella y con más niños que quieran empezar a surfear.

¿No tuviste ningún maestro en tus inicios como surfista?

No, al principio fui yo sola. Veía videos de surf y algunas personas me daban tips en la playa, pero realmente nunca tuve un entrenamiento como tal. Hasta hace poco, comencé a entrenar con el argentino Martín Passeri, es un cambio que necesitaba.

¿Quiénes son tus patrocinadores actuales? ¿Cómo surgió la relación con ellos?

Mi primer patrocinador fue Woodward y la relación surgió de una forma muy curiosa. Estaba en busca de patrocinadores porque iba a competir a nivel nacional por primera vez, así que un día que estaba en la playa y me encontré al responsable de la marca, no dudé en acercarme y preguntarle si me quería patrocinar. Fui muy directa, la verdad, ahora probablemente no me atrevería a hacer algo así.

Hoy en día, sigue siendo mi patrocinador y estoy muy agradecida con la compañía. También me patrocina Vans, que va totalmente con mi estilo, así que me siento muy identificada con la marca; Powerade, con quien comencé a trabajar hace poco, pero ya tenemos muchos proyectos juntos; y Komunnity Project, que es la marca de Kelly Slater, mi surfista favorito, así que para mí es lo máximo.

¿Qué consejo le darías a alguien que quiere empezar a surfear de manera profesional?

Le diría que tenga paciencia porque al principio no va a ser fácil, pero poco a poco todo se va a ir dando. Mi entrenador me aconsejó que no me estresara y que estuviera tranquila, porque las personas que trabajan por sus objetivos los logran tarde o temprano. Entonces, simplemente hay que dar el 100%, ser disciplinado y constante, y los logros llegarán con el tiempo.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Tengo el mundial en Japón en un par de meses, ese es mi proyecto más grande de 2017. También daré unas pláticas a finales de este año sobre un concepto al que llamo “Surfea la vida”. Se trata de seguir tu pasión, enfrentar tus miedos y vivir tus días al máximo, admirando todo lo que tienes enfrente y a veces ignoras. También es aprovechar las oportunidades, que para mí son como las olas; muchas veces buscamos esa ola perfecta, pero en verdad la ola perfecta no existe, tú la conviertes en perfecta con tu pasión, tu constancia y todo el esfuerzo que imprimes sobre ella.

No pasa nada si a veces te caes, pues tú decides si te dejas llevar por la corriente o agarras tu tabla y sigues remando por una nueva ola.

@analaura_gonzalez

Texto realizado en colaboración con Vans