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Leo Tezcucano: Mi vida en torno al arte

#HOTART

Rodeado de tórculos, caballetes, bastidores, tubos de óleo, pinceles y plantillas, me tocó nacer y crecer envuelto de arte. Mis padres, con profesiones comunes, pero con la pasión por el arte muy arraigada. Mi padre, publicista, con una propuesta fuerte, directa y visionaria para su época, colaboró —entre otras cosas— con en el diseño de la iconografía de las Olimpiadas en México y el Metro. Es impresionante pensar que a la fecha existen algunos logotipos que él creó hace ya muchos años. Mi madre, decoradora de interiores de profesión, fue gran dibujante de la figura humana y amante de dos técnicas: el grabado en metal y dibujar al paseo sobre papel algodón. Tuvieron, incluso, una tienda de arte llamada Arte Gráfico, justamente durante la época en la que llegué a este mundo.

Toda mi vida he sido muy curioso e interesado por las formas y los colores, por los olores y las texturas. Me desarrollé envuelto de vegetación, naturaleza, en albercas, con animales de todo tipo en medio del campo, jugando descalzo, corriendo sobre el pasto mojado, montando caballo o burro (según la suerte del día). Con libertad absoluta. Comíamos frutas, como maracuyá o guayaba, directo del árbol o una vez que cayeran maduros por montones.

Por esa misma libertad y por ser tan inquieto, fui un niño sumamente deportista. Probé de todo, pero siempre me gustó la adrenalina, por lo que el deporte extremo siempre fue “lo mío”. La patineta, rampas en bicicleta, el hockey, entre otros, fueron mi mayor atracción; hasta que descubrí la batería y formé mi propio grupo de rock en la secundaria.

Durante toda mi vida, a pesar de estar involucrado con otras actividades, dibujaba todo el tiempo… en la escuela entre clase y clase y en cada momento libre que me encontrara. Hice periódicos murales, diseños para los anuarios de mi salón… incluso, en algún año de la primaria me descalificaron de un concurso creyendo que yo no había hecho el dibujo. En su momento me desilusionó, pero con paso del tiempo lo tomé como un cumplido.

Al momento de escoger mi carrera, como debió haber sido, pero sin querer decir que fue fácil, escogí Artes Plásticas. Me decidí por el Centro Morelense de las Artes por los maestros que impartían clases ahí. Tuve el honor de tener maestros de la talla de Magali Lara, Gerardo Suter, Diego Toledo, Manuel Lavaniegos, y tomar cursos de dibujo, pintura y arte instalación con maestros como José Luis Cuevas, Alberto Castro Leñero, Vlady, Roberto Cortázar, Betsabé Romero, entre otros. Fueron ellos, en ese preciso momento, quienes despertaron mi verdadera vocación por las artes en general.

Durante catorce años he ejercido como artista plástico, pero mi vida ha estado envuelta por arte en general. He trabajado en fábricas de ropa como Grypho, diseñando la colección de una temporada para Fashion Week México. También trabajé tres años en una de las agencias de publicidad mejor posicionadas en México, que para mí fue una especie de maestría para conocer de raíz el mundo de las marcas, llenas de ficción, que le venden al cliente exactamente lo que sueña, espera, necesita… ¡Me es realmente fascinante!

Estas mezclas me han llevado a crear mi propia identidad como artista multidisciplinario. No soy artista de caballete. He desarrollado mi trabajo fusionando pintura gestual, figurativa con destellos de pop, haciendo intervención de espacios, trabajando con gráfica digital, fotografía, video, hasta crear mi propia marca, mis ideas.

¿ARTISTA INDIE? O ¿SER PARTE DEL GHETTO?

México es uno de los países donde se produce más arte a nivel mundial y de ahí se puede hablar de los artistas, los curadores, los críticos, los coleccionistas, los galeristas, los corredores, entre muchos otros que trabajan en este entorno.

Desde que estaba estudiando la licenciatura nos hacíamos constantemente la misma pregunta entre maestros y alumnos: ¿Quién define qué es arte y qué no lo es? Se ha vuelto un medio en el que si no perteneces a un cierto grupo especializado, a uno de estos “ghettos”, no eres nadie. Para mí, retomando la frase del historiador Ernst H. Gombrich: “No existe el arte, existen artistas”.
He tenido la desgracia —o fortuna, depende del punto de vista de cada quien— de haber estado dentro de galerías, de haber tenido corredores de arte, representantes, coleccionistas, curadores que, de alguna u otra forma, trataron de llevar mi carrera “avante”. Al no ver resultados que me satisficieran del todo, me convertí en mi propio promotor, el mayor vendedor de mi trabajo y poco a poco me he sabido colocar en este medio tan enmarañado, hacer mi propio camino, hecho siempre de tenacidad, esfuerzo y pasión por lo que hago.

Desde mi primera exposición individual, en el primer semestre de mi carrera, un trabajo me ha llevado a otro mejor, cada proyecto me ha abierto las puertas para la realización de otro. Los artistas han aportado siempre a la industria comercial, desde el movimiento art nouveau, el surrealismo, el pop art, hasta la fecha. Hay artistas que han aportado inmensamente a este vínculo entre el arte y las marcas o la mercadotecnia como Edvard Munch, Egon Schiele, Toulouse Lautrec, René Magritte, Joan Miró, Salvador Dalí, Andy Warhol, Keith Haring, entre otros. Creo que las marcas siempre se apoyarán en el arte para poder transmitir emociones y crear vínculos más fuertes con los consumidores. El arte se ha convertido en el perfecto puente de comunicación global. Durante estos años, y sobre todo recientemente, he tenido la oportunidad de trabajar con varias marcas como Absolut, BMW, Perrier, Buchanan’s, Montblanc, Jameson, Camel, Diesel, Bruxo Mezcal; y actualmente soy portavoz de la marca Thomas Pink, lo que lleva mi obra a lugares como Suecia, Alemania, Italia, Inglaterra, Canadá, Estados Unidos, Argentina, entre otros.

El poco recorrido que llevo andado como creador es solo el ápice de algo que me impulsa a seguir descubriendo, a cometer errores, descubrir nuevas soluciones, optar por hacer cosas nuevas, conocerme más y a romper barreras en esta eterna carrera. El camino del artista no es fácil, pero el poder ser libre en elegir proyectos personales, el poder expresarme por medio de la imagen y el concepto y a su vez transmitir un mensaje al público, el compartir mi mundo y que cruce fronteras y trascienda, me hace saber que es la mejor profesión que pude haber elegido.

El poder hacer lo que amas y vivir de eso es invaluable. ¡Ser totalmente libre! Sin embargo, el arte conlleva mucha responsabilidad y, desde mi perspectiva, en los últimos años ha decaído el trabajo por la estética. Especialmente en las ferias de arte, que proponen piezas faltas de carácter, de identidad y narrativa; donde un zapato viejo, una lata de atún vacía y un pedazo de cuero se consideran arte. Es extremadamente complicado hablar sobre arte conceptual y entenderlo sin la presencia de una cédula o del artista para que justifique la pieza. En muchas ocasiones, en estas ferias se vende el nombre del autor más que la pieza y no importa si esta cumple con los cánones básicos de la estética o si tiene un poder visual que haga vibrar nuestras entrañas. Normalmente el arte conceptual, como bien lo dice su nombre, busca transmitir por medio de una idea a través de objetos e instalaciones, formas efímeras que, muchas veces, se vuelven inexplicables o ilegibles al espectador. Yo disfrazo una realidad, mi entorno, la sociedad en la que vivimos, donde todo se vende por medio de la estética; es de ahí de donde tomo mis herramientas para transmitir o criticar de una forma poética y por medio de imágenes que transmiten mensajes y hablo de la extinción de la flora y la fauna, del hombre, de historias de amor y desamor, del consumismo, del paso del tiempo… esos son varios de los temas que abordo en mi obra.

El del arte es un mundo tan loco, tan fascinante, tan alucinante y tan libre que es de los pocos medios de expresión de forma pura en donde se descubren alquimistas de sueños y tejedores de esperanzas para curar el alma.

Próximos proyectos:

-Una residencia para intervenir un espacio dentro del hotel El Ganzo en Los Cabos, donde se tratará la temática del folclor mexicano, sus colores y tradiciones y el contrapunto de la belleza femenina estereotipada dentro del mundo de la moda, creando un choque cultural visual muy divertido al usar técnicas de pintura y gráfica digital.
-Intervención de veinte fotos de desnudos con artistas invitados para recaudar fondos para el cáncer de mama en México.

PERFIL

1. Lugar favorito en el mundo para viajar.
La India. Me impactó su cultura, su colorido, sus tradiciones, sus templos, su gente. Es un lugar fuera de este mundo, contrastante y muy crudo.

2. Artista preferido.
Es imposible mencionar solo uno. Genio: Leonardo da Vinci; mente: Picasso; textura: Antoni Tàpies; realismo: Gerhard Richter; síntesis: Mark Rothko; conceptual: Erwin Wurm; Urbano: Evoca y Vhils; contemporáneo: Karim Hamid. Es una lista infinita.

3. Técnica de trabajo que más te guste.
Depende del proyecto y el concepto. Adapto las técnicas a mis ideas, tengo la libertad de brincar de la pintura al collage, a lo digital o mezclarlas entre sí.

4. Frío o calor.
El calor de una playa.

5. Agua, café o vino.
La frescura del agua, el olor del café y para momentos especiales, el vino. Mi combinación perfecta: mezcal y una cerveza helada.

6. Escritor preferido.
Baudelaire, Julio Cortázar y Lewis Caroll.

7. Tipo de música que escuchas mientras trabajas.
Son etapas y momentos. Soy muy rockero, puedo escuchar desde Tame Impala, Black Keys, Led Zepellin o de pronto poner música chill out, jazz, o neodisco. Me considero un melómano empedernido. La música es el detonante primordial para la creatividad.

8. Tu trabajo en una palabra.
Libertad-pasión-vida.

9. Comida favorita.
La mexicana 100%.

10. Tu mayor inspiración.
La vida, la música, la mujer, los colores, la inocencia de la niñez…