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¡Qué pegajoso es el apego!

QUIEN QUIERA QUE LLEGUE, ES LA PERSONA ADECUADA. CUALQUIER COSA QUE PASE, ES LO ÚNICO QUE PODRÍA HABER PASADO. CUANDO COMIENCE, ES EL MOMENTO PRECISO. CUANDO TERMINE, YA TERMINÓ.

Las preguntas más importantes que te puedes hacer con respecto a tu lugar en esta cultura son: ¿Cómo puedo ser un ser humano feliz, amoroso, realizado y seguir funcionando dentro del materialismo que parece definir toda nuestra estructura social? ¿Es posible para mí vivir mi vida con júbilo y armonía interior dentro de un contexto más grande de voracidad por la acumulación? ¿Cómo puedo llevar una vida cotidiana de alegría y equilibrio, también de éxito, cuando parece que estoy rodea- do de personas que provocan la soledad, la violencia en su per- secución constante de más? Capítulo aparte son esos seres que llamo los “robasueños”, esos que siempre tendrán una opinión negativa de cualquier cosa que les compartas; si les comentas algún proyecto, te dirán que es imposible, que estás loco o que es muy difícil para ti.

Las respuestas pueden encontrarse en el desapego, es un hecho que siempre está en operación. La pregunta es si estás dispuesto a sintonizarte con él para poder aplicarlo en tu vida cotidiana. En nuestra sociedad altamente materialista, este es un principio que fácilmente es rechazado por aquellos que siguen en la búsqueda de más y más éxito, carrera sin fin que desconoce metas, destino.

Jamás he dicho que la acumulación de riqueza y posesiones sea mala o cause daño. Carecer de ambición, de proyecto, de metas, de sentido o de instinto de superación es, eso sí, algo inconcebible. El punto medular es dejar de considerar a esta y a los objetos que la procrean como una limitante que impide tener una visión panorámica. Cuántas veces has escuchado esa expresión de: “Estoy concentrado, deja de distraerme”, cuando toda actividad, pensamiento y sensación se focalizan exclusivamente en un próximo y deseado objeto, la lucha por él es también un apego esencial. Es satisfactorio y encantador.

El pensamiento es una dimensión en donde nuestra conciencia superior y espiritualidad reside. Todos nuestros apegos tienen forma.

Utilizo el concepto “apego” para describir el aferrarse a algo, o definir el propósito de nuestra vida en términos de cosas o personas exteriores a nosotros. De ese modo, es algo en el mundo de la forma al que nosotros hemos aplicado tanto significado que estamos emocionalmente adheridos al mismo.

Sentimos que debemos tenerlo o algo de nuestra humanidad se perderá. Pero ten en cuenta que nuestra esencia está en el pensamiento donde es literalmente imposible retenerlos.

En el sueño es posible que se encuentren, pero en el momento en que despiertas te das cuenta de que las cosas y las personas a las que estabas aferrado son ilusiones creadas por el pensamiento.

En su libro Addictive Thinking, el autor Abraham Twerski dice “el apego es una adicción que crea codependencia en donde las personas sufren un trastorno en el que pretenden tener el control de aquellos que lo rodean”.

Desapégate de la necesidad de asirte a las cosas y a las personas. En esencia, nunca posees a nadie ni a nada. Esto representa un impedimento para vivir a un nivel superior elevando nuestra conciencia, es responsable de la disminución de la felicidad y del éxito personal.

Mientras más dejes ir a las personas y a las cosas, menores serán los obstáculos para el viaje de tu vida.

Compañeros de camino, los inseparables; personas, recuerdos, hechos cosas y claro, apegos. Nos acompañan siempre, la pregunta medular es ¿cómo lo hacen?

Aprender a soltar lo que hay que soltar, es entender que nada ni nadie es bueno o malo, positivo o negativo, entre el blanco y el negro hay una infinita gama de grises.

Las personas, los hechos, los objetos tienen un lugar en nuestro camino, sus razones, han sucedido por algo. Empieza por ubicarlas en su tiempo, en su espacio, en sus formas; situarnos en ese entorno de igualdad de circunstancias a su lado y con las causas propias que los originan. Entender que necesariamente hay que agradecerle a nuestra existencia toda vivencia y enseñanza que en su tiempo nos dio, así como la oportunidad de aprender de ello.

Soltar con sonrisas, quitar los apegos; hablar y reír con ellos, real y figuradamente, aprender a reírnos de nosotros mismos, incluso.

Viajar en el Universo con el valor de lo aportado. Es suficiente con solo prestar atención y confiar en el proceso:

La capacidad para desprenderte de todo y aun así seguir viéndote a ti mismo como parte de toda la humanidad, es uno de los más grandes secretos del viaje espiritual.

Es experimentar lo que se siente remar suavemente siguiendo la corriente. Es dejarte ir sin inconvenientes. Es un retrato de la perfección.

Mientras más suelto estés, más feliz y contento te sentirás. Las cosas que anteriormente perseguías sin cesar, siempre con ganas de querer más de cualquier forma, ahora llegan a tu vida en las cantidades precisas, necesarias para tomar su lugar a tu lado y al de tus seres queridos.

Combina esto con la práctica del principio de abundancia y encontrarás que emana cada vez más en tu vida de una forma muy fácil y ligera. Con el tiempo mantendrás la energía circulando, harás de esto un hábito. Entonces, milagro de milagros, mientras más des, más tendrás.