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Somontano

Desde que la Denominación de Origen Somontano fue creada en 1984, se han unido 30 bodegas que abarcan en total cuatro mil hectáreas de producción. Es la D. O. más joven de España. Su clima mediterráneo continental con inviernos fríos, veranos calurosos y fuerte contraste de temperatura entre el día y la noche, hacen que sus vinos resulten con características equilibradas entre la fruta, el alcohol y la acidez. Las uvas más importantes con las que se elaboran los vinos en Somontano son Cabernet Sauvigon, Merlot y Tempranillo; y de las blancas, Chardonnay y Gewürztraminer. A continuación, la ruta de esta maravillosa tierra de vinos donde el visitante es tratado como un familiar.

El nombre Somontano significa pie de monte. Es tierra de transición entre la montaña y el llano. Adentrarse en esta zona conlleva experiencias gastronómicas que incluyen el vino y la comida. En Salas Bajas, en la provincia de Huesca, comienza el periplo. Es el lugar con mayor concentración de bodegas y restaurantes.

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La villa Alquézar data del siglo XVI y tiene más de 18 escudos incrustados en sus calles

Iniciamos en el bar preferido del pueblo Salas Bajas: L’Usuella, donde se degusta cerveza obscura que sirven en porrón. Luego, samburiña (una vieira pequeña) con salsa ponzu, coca con anchoas del cantá- brico, chipirón chiquito local, llamado chireta, patatas bravas con siracha y bacalao frito con guiso de manitas y aioli. Nos acompaña Mariano Beroz, presidente de la D.O. Somontano.

Mariano nació en Tamarite de Litera (Huesca). Es el propietario de Batán de Salas de Beroz, una bodega pequeña con vinos que responden a la demanda del mercado. “Pusimos en valor lo que teníamos. Un grupo de amigos nos echaron la mano para diseñar las etiquetas y el concepto de la bodega, con una imagen clásica modernizada. Nuestro enólogo, Nicolas Bum, realiza vinos con varietales de la zona, con nobleza y honestidad para ganarnos el respeto de los amantes del vino. Tenemos vinos jóvenes, crianzas, monovarietales, reservas y Lar de Beroz”.

El año pasado, produjeron 400 mil botellas con varietales como Grenache, Parraleta (autóctona), Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Pinot Noir, Chardonnay Sauvignon Blanc, Macabeo y Gewürztraminer. Una amplia gama de vinos que les permite complacer distintos gustos y llegar a nichos del mercado. Son cuatro generaciones dedicadas al cultivo del viñedo en Somontano, pero fue en 2010 que de Beroz decidió iniciar la comercialización de sus primeros vinos. Luego, se constituye Batán de Salas para impulsar las ventas y así se crea el nombre con la unión de las dos marcas, e instalan la bodega de diseño industrial en el Valle del Cinca de Barbastro.

Enate

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Viñedos de la Bodega Enate plantados con uva Chardonnay

En Enate, Estanislau Dalmao, ingeniero agrónomo y director adjunto de viticultura de la bodega, afirma que el factor clave de un vino es el viñedo, porque es lo que le da especificidad y personalidad. “Trabajamos con un vivero en Veneto. Ahí cultivan un clon específico de Syrah, que nosotros trajimos al Somontano. El clima seco y la influencia del Pirineo potencializaron la cepa de tal manera, que los mismos productores de esa uva en Italia no podían creer que fuese la misma varietal”.

La producción en Enate (4 mil kilos por hectárea) siempre está por debajo de los límites del Consejo Regulador, lo cual promete mayor calidad. La guía Peñín reconoció al Merlot-Merlot de Enate entre los mejores cinco vinos tintos de España.

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Este bello árbol de morera se encuentra frente a la Colegiata Santa Maria la Mayor

El potencial en Somontano se hizo evidente con las uvas internacionales y no con las autóctonas. “En este terroir, el Cabernet Sauvignon madura despacio y completa la maduración. No queda con sabores herbáceos. Las notas son de fruta madura, sin perder la especificidad varietal, como el carácter especiado del eucalipto, mentolados y pimientas. Además, mantenemos una excelente calidad sanitaria de la uva, sin residuos de ningún producto químico. Nosotros apostamos por la producción integral: un eslabón intermedio entre la agricultura convencional y la producción orgánica ecológica”.

En Enate, prácticamente todos los vinos tintos tienen crianza, excepto 200 mil botellas del vino Enate Tapas, el único vino joven de la bodega. Producen tres millones de botellas, principalmente tintos. Gozan de un clima mediterráneo de interior y, a pesar de tener buena calidad de agua, es poca, y en verano se ven obligados, cuando no llueve, a regar por goteo.

“Tomamos lo mejor de España y del Nuevo Mundo y apostamos a vinos de estilo moderno. En Enate, compramos tierras a más de 60 propietarios. Un esfuerzo de concentración de tierras para hacer más eficiente el trabajo. Además, este viñedo está orientado al sur, donde hay más exposición solar”.

La cata incluyó, entre otros, Enate Chardonnay Fermentado en Barrica 2015: un vino de alta gama, untuoso y con notas de tostados, plátano, melocotón y piña en almíbar; Merlot- Merlot 2012, con notas a sotobosque y hongos. “Entras al Viejo Mundo con notas más elegantes a fruta confitada, ciruelas, cuero y violetas típicas del Merlot. Es complejo y masculino. Está 13 meses en barrica francesa”. Todas las etiquetas del Enate son reproducciones de obras de arte.

Blecua

José Ferrer nos espera en la puerta de la hermosa casa de 1888, donde se encuentra la bodega de Blecua. Al vernos llegar, dibuja de inmediato una sonrisa amplia. A ellos se les conoce por Viñas del Vero, donde producen los vinos del mercado global y manejan el 25 por ciento de toda la D.O.

Blecua pretende ser el ícono de Somontano y de Viñas del Vero. Es una bodega boutique donde intentan plasmar, dentro de una botella, todo el potencial que tiene la zona, y hacer la máxima calidad posible en un vino, comenta José Ferrer. El primer fermentado en Blecua data de 1998. “Tenemos más tierra que viña, por lo tanto, podemos elegir y poner la viña donde queramos con una base técnica y no por romanticismo. Aunque sí es romántico Blecua: hemos buscado las mejores tierras. Empezamos con siete viñedos y hoy tenemos ocho. También confieso que aquellos primeros viñedos ya no son los mismos. Hemos variado dentro de la misma zona”.

Trabajan cuatro varietales: Cabernet Sauvignon, Merlot, Garnacha y Tempranillo. Los elaboran en tinas de madera con fermentación lenta y maceración larga. En 2008, decidieron incluir la uva Syrah, que elaboran con un método contemporáneo con una fermentación más reductiva: “Tenemos la máquina Selectivity que despalilla con la suavidad de la yema de los dedos, y así evitamos que se rompa el grano antes de hora. ¡Las cosas se pueden hacer de otra manera, con tecnología!”.

La selección de barricas en Blecua es cosa seria. José nos explica que en la sala de barricas los caldos se crían mínimo 20 meses y máximo 24 meses, y es muy exigente al elegir cuáles entran a la sala. Cuando no le gusta la fermentación, no pasan a esta zona. Ha habido cosechas que nunca fueron embotelladas, por ejemplo, la 1999, la 2006 y la 2012, porque la vendimia no era como debió ser.

En esta zona vivimos una gran experiencia y catamos varios vinos que todavía no estaban pulidos, pero que pudimos apreciar y aprendimos mucho sobre los diferentes tipos de barricas, procedencias y tostados.

El reconocido restaurante Las Torres de Huesca sirvió la cena en la bodega. Las sorpresas empezaron con Pinot Noir, de Viñas del Vero 2016, Viñas del Vero Clarión, 2013 y 2008, para comparar las distintas añadas. Esto dio pie para que José recordara cuando recibieron un pedido de Clarión, para la boda de los actuales reyes de España.

“Era la época en que se usaba el fax. Nos cae ese pedido por fax y nadie se lo creyó, pensábamos que era una broma, hasta que nos llamaron de la Casa Real para confirmar. Nuestro vino Clarión estuvo en la cena de la noche anterior a la boda, en el Patio de los Borbones del Palacio Real. La cosecha en curso era del 2002”, dice con orgullo Ferrer.

Pirineos

Pirineos es otra de las grandes bodegas del Somontano. Cuentan con 200 viticultores provenientes de 23 pueblos. Javier Fillat se encarga del marketing y comunicación de la bodega y nos explica que es la única bodega que está asociada a una cooperativa, por eso tienen el viñedo más histórico de la denominación. Manejan cinco marcas de vino dirigidas a distintos tipos de consumidores. Fillat nos explica: “Existen dos aspectos fundamentales que hacen mágico el Somontano. Uno es el microclima de contraste. En el verano hace mucho calor con diferencia térmica entre el día y la noche, y en invierno es muy frío. Tenemos diversidad de suelo, peque- ñas parcelas que conviven con otro tipo de vegetación, como almendros, carrascos y olivos. Son tierras franco arenosas que transmiten bien la temperatura y la humedad”.

Visitamos la sala de vinificación de pagos, donde hacen el coupage, que luego llevan a depósitos de hormigón, una herencia compartida de sus vitivinicultores de siempre. “Estos depósitos están forrados con resina especial para asegurar la calidad sanitaria. No hemos perdido la esencia de esa elaboración y nos hemos adaptado a los tiempos”. Producen cuatro millones y medio de kilos de uva. Más de 4 millones de botellas de la que una parte se queda en España y el resto se exporta. “Hacemos vinos a la carta. Analizamos un país, vemos lo que se consume y adaptamos la elaboración del vino a esos gustos”.

Los viticultores decían que iban a vendimiar al monte de la sierra, de ahí nace la marca Monte Sierra, la primera etiqueta de vinos jóvenes de Pirineos. Elaboran vino blanco también, pero mayormente producen tintos. Además, en Pirineos está el botellero subterráneo más antiguo de la zona, donde conservan añadas históricas que son objeto de estudio para los enólogos.

La familia de Leonor Lalanne llegó al Somontano huyendo de la filoxera que atacó los viñedos franceses. Plantaron variedades que ellos estaban acostumbrados a cultivar, como Cabernet Sauvignon, Merlot y Chardonnay. “Por eso somos como un château francés estilo bordelés: la casa familiar, la bodega anexa y los viñedos rodeando la propiedad. Mi familia está en Somontano desde 1894. Lo más importante de nuestra bodega es la parte histórica. Formamos parte de las cinco bodegas iniciales de la D.O. Somontano. Los viñedos que rodean la bodega nos garantizan que la uva llegue totalmente fresca. Pasan minutos desde que las recogemos hasta que llegan a la bodega. Elaboramos de forma artesanal, con fermentación natural”.

En la bodega de envejecimiento las botellas datan desde 1936. “Tendríamos botellas más antiguas, pero en la Guerra Civil española, el ejército ocupó la bodega y no dejaron nada. O se las bebieron o las rompieron”, comenta Leonor.

El museo de la bodega cuenta con instrumentos y maquinaria original, como es el caso de la máquina de encorchar y poner la cápsula al vino espumoso. Para ser una bodega tan pequeña producen muchísimas etiquetas: tinto joven, rosado afrutado, Gewürztraminer seco, crianza, reserva monovarietal de Syrah y Merlot, el gran vino de la casa, el Brut Nature y las grandes reservas. “No llegamos a 100 mil botellas, pero tenemos clientes que les gustan variedad de etiquetas. Las cosas que nos hacen ilusión, nos sentimos obligados a producirlas”.

Muy distinta es la bodega Sommos, desde donde se divisa la Sierra de Guara y la montaña en la que se inspiró el arquitecto Jesús Marino Pascual para construir el cubo más alto de la bodega. Los materiales de la construcción son acero inoxidable y cristal que replican las montañas nevadas.

Los viñedos tienen la típica plantación en espaldera. Disponen de una colección de 23 variedades blancas y 50 tintas plantadas en 200 hectáreas. La bodega produce tres millones de botellas al año. El viñedo experimental se encuentra en la Finca Torresalas, una suerte de laboratorio de campo con diferentes formas de plantación y tipos de riego. Duplican el número de plantas por fila y controlan la cantidad de agua que les suministran, entonces, se produce el efecto de un viñedo de más edad, al estresarse para competir con las otras plantas. Sus marcas, Alquez, Glárima, Lamin, Nietro y Sommos se distribuyen por el mundo.

Somontano es una zona vitivinícola donde el enoturismo está presente con excursiones a caballo por los viñedos, degustaciones de aceite de oliva, queso, esturión, caviar, trufa, además del tomate rosa, muy carnoso, y reconocido en toda España.

Vale la pena visitar Alquézar, una villa medieval en la que es un agrado recorrer sus calles, visitar la Colegiata de Santa María la Mayor que conserva el atrio decorado con capiteles históricos. Alquézar es también famosa por sus 64 barrancos, arte rupestre y turismo ornitológico.

En Somontano se goza. Existen muchas opciones para aprovechar de la zona. Además de visitar las bodegas, hay una gran oferta gastronómica y de aventura. También cuentan con turismo religioso, ya que ahí se encuentra Torre Ciudad, cuna del Opus Dei.

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Texto y fotos por: Vivian Bibliowicz

Fotógrafa y periodista gastronómica, nacida en Colombia y nacionalizada Mexicana, trabaja como freelance en la Ciudad de México desde el 2002. Ha colaborado con distintas revistas en México, Chile, Colombia y Ecuador. Además, ha exhibido su obra personal en Italia, Estados Unidos, México, Cuba, Venezuela, Colombia y Ecuador. Es autora de los libros Galope al viento, Retratos y La Hacienda. Especializada en enogastronomía, realiza viajes alrededor del mundo en busca de nuevos sabores y publica sus experiencias en revistas mexicanas como National Geographic, Luxury Travel Magazine y Líderes Mexicanos.