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The Big One

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Recorrer la autopista Big One desde Los Ángeles hasta San Francisco. Desde las soleadas playas de Malibú, desfilando por las estrechas carreteras de Big Sur, hasta cruzar la meta del Golden Gate. California se presenta ante el viajero en todo su esplendor. La mitología de Hollywood. La ruta de las Misiones de Fray Junípero Serra. Las focas descansando en las playas, y las nutrias marinas jugando entre los bosques de algas. La megalomanía de Randolph Hearst y su palacio de San Simeón. Los vertiginosos acantilados de Big Sur. La hospitalidad de Carmel-by-the-Sea. Las salvajes olas de Maverick’s. Y finalmente el abrazo del gigante, el Golden Gate, con su promesa de cultura y viñedos.

Un coche, un par de amigos, la cámara de fotos y un mapa, lo más rudimentario posible, que obligue a los viajeros a perderse para encontrar, preguntar para conocer, viajar por el placer de viajar.

El programa.
Cinco días y cuatro noches en Santa Bárbara, Carmel-by-the-Sea, Half Moon Bay y San Francisco.

La mejor época.
Desde mayo hasta septiembre, para evitar las nieblas marinas que convertirían el viaje en una frustrante cortina opaca.

En el Aeropuerto de Los Ángeles (LAX), las lanzaderas conectan las puertas de salida de la terminal directamente con las empresas de renta de autos.

No hay como comenzar un viaje con un buen desayuno. La autopista Big One comienza en el aeropuerto en Lincoln Boulevard, que lleva directamente a Santa Mónica y a Marina del Rey. Las opciones para desayunar son muchas, pero el Cheesecake Factory de Marina del Rey no puede fallar al hambriento. Está bien, de acuerdo, es una cadena y puede parecer impersonal. Pero seamos honestos, el restaurante ofrece unos panes dulces y una mantequilla deliciosos, el pay de queso está para llevárselo a casa, y el entorno de la marina y los veleros justifica un desvío de apenas un minuto desde Washington Boulevard (que es, por supuesto, la Big One). Además, la referencia entre calidad y precio es muy buena. Abre a las 11:30am, si el estómago no quiere esperar, se puede dar un paseo por Santa Mónica Boulevard, una calle peatonal plagada de pequeños bistros. Ahora bien, si la salida del aeropuerto y la renta del coche se han encontrado con la hora del almuerzo, es conveniente manejar un poco más sin salir de la Big One, y dejar que la brisa marina refuerce el apetito.

La carretera lleva directamente al restaurante Gladstones, en Long Beach, justo en la intersección entre la Pacific Coast Highway (¿Big One? ¡Sí!), y el mítico Sunset Boulevard. La especialidad es el pescado y el sushi. La segunda mejor opción está un poco más adelante: Duke’s, en Malibú. El restaurante en honor de Duke Kahanamoku, padre del surf moderno, está junto al mar y junto a la Big One, lo que ya es una buena razón para referirlo en esta crónica. Comida sencilla, californiana, mitología surfera, y una tienda en la cual comprar tu primera playera surfer. Hasta tiene un sunday brunch y un bar en la misma arena de la playa, y frente a la costa, en donde se pue-
de tomar un excelente mai tai y observar a los surfers.

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Después de llenar el estómago, es hora de afrontar el viaje, ahora sí. El primer tramo de la Big One discurre por las playas más famosas del mundo: Venice, Long Beach, Malibú. Sin bajar del coche se recorre Malibu Road, y el escenario de la serie “Two and a half men”, sólo por el fetichismo. La siguiente parada es Santa Bárbara y su Misión, que domina la bahía y el pueblo desde lo alto de una colina. La visita de la misión es obligada, y el paso por el muelle Stearns Wharf al atardecer es muy agradable.

Primera parada del viaje para dormir.
Santa Bárbara es una ciudad de alto poder adquisitivo, con calles residenciales y preciosas casas, conocida como la “Riviera Americana”. Hay un par de hoteles de la cadena Best Western, con excelente relación calidad-precio para una ciudad que ya es cara. Pero para experimentar la “Riviera Americana” en todo su esplendor, una buena opción es el histórico Hotel Mar Monte, de la cadena Hyatt, que cuenta con una oferta de Bed & Breakfast para los “roadies” de la Big One.

Después de madrugar, pues el segundo día es el más duro de la ruta, la Big One dice hasta luego al mar a la altura de las Channel Islands, se adentra en tierra y se hace algo monótona. Por ello es mejor manejar sin parar hacia San Luis Obispo. Antes de entrar en la ciudad, el viajero puede tomar a la derecha Los Osos Valley Road, y seguir hacia Morro Bay, atravesando el parque estatal y saliendo de nuevo al mar por la State Park Road. Después de atravesar el pequeño pueblo de Los Osos, se vuelve al abrigo de la Big One para afrontar la parte más espectacular de la carretera. Salvo un pequeño tramo entre colinas, la Big One se llama aquí Cabrillo Highway, que conduce a los espectaculares acantilados de Big Sur sin dejar nunca el mar. Lo ideal es conducir sin parar hasta Carmel, pero con obvios “short stops” para sacar fotos, y, si hay suerte, ver a las focas tomar la siesta en las playas de rocas.

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Una parada opcional será en San Simeón, en donde se puede visitar el decadente palacio de Randolph Hearst, el primer magnate de la prensa inmortalizado en películas como Ciudadano Kane o RKO 281. Hearst fue un megalomaníaco capaz de provocar la gue-rra de Estados Unidos y España en 1898 para vender más periódicos, saquear castillos e iglesias de toda Europa para construir su palacio en California, y capturar a todos los animales de la sabana africana para tener su propio jardín del Edén. Actualmente su palacio es un museo, junto a la Big One, obviamente.

En la bahía de San Simeón comienza el ascenso paulatino de la carretera. Hay multitud de desviaciones a la izquierda, señalizadas como lugares para observar focas. Pero una de las más famosas es la carretera y playa de Piedras Blancas, con su bonito faro al final. Aquí puedes ver cientos de elefantes marinos retozando y roncando al sol, y también peleando con saña por el territorio y el harén de hembras. Las fotos son dignas de la revista National Geographic.

¿Por qué Big Sur está considerado el más bello tramo de carretera de Estados Unidos? El viajero obtiene respuesta inmediata. Es conveniente acometer esta parte del viaje cuando el sol ha calentado lo suficiente como para levantar alguna inoportuna niebla marina. También es aconsejable llenar el tanque un poco antes de San Simeón, porque las gasolineras no son frecuentes después y además el combustible es mucho más caro hasta Carmel. Oficialmente, Big Sur comienza en Ragged Point, que es precisamente el ecuador del viaje entre Los Ángeles y San Francisco.

Vale la pena parar a comer en el Ragged Point Inn & Resort, con unas vistas de postal.

Luego la carretera serpentea, se agarra con uñas y con dientes a los acantilados, atravesando pequeños pueblos como Gorda, Lucía, y Big Sur hasta Carmel. Ni centros comerciales, ni grandes hoteles. La naturaleza, la bravura del mar y las vistas son todo lo que necesita el viajero. En el tramo de la Big One que atraviesa el Parque Nacional de Los Padres, y con un poco de suerte, los pasajeros podrán ver el majestuoso vuelo del cóndor de California, en peligro de extinción. Tampoco duden en parar en Point Sur para visitar el refugio de nutrias marinas. Después de unas seis horas y media de viaje a una velocidad que permita disfrutar del paisaje, y con las obligadas paradas, Carmel-by-the-Sea da la bienvenida al cansado viajero, un poco atribulado por las alturas de Big Sur. Las tiendas, los cafés, el paseo por su romántica playa… Este pueblito cuenta con multitud de ofertas para descansar y comer, si bien sus horarios son muy estrictos y obligan a los hijos de la Big One a cenar temprano para no quedarse en ayunas. Hasta se pueden topar en sus calles con el habitante más famoso de Carmel: el ex-alcalde Clint Eastwood.

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Un fanático del golf alargará el viaje un día más para jugar 18 hoyos en el emblemático Pebble Beach, escenario de la última edición del Open U.S.A.

A la mañana siguiente hay que tomar la fabulosa 17 Mile Drive, al Norte del pueblo, para seguir disfrutando del mar. La carre-tera da vueltas y más vueltas entre densos bosques y maravillosas casas, sorprendiendo a venados en libertad, y asomándose a salvajes playas de rocas, hasta presentarse ante la Bahía de Monterey. Aquí retomamos la Big One, y conducimos sin parar hasta Santa Cruz, en donde pararemos a comer en su famoso muelle de madera.

Después de comer y de pasear por la capital mundial del surf, la Big One nos conduce hasta Half Moon Bay, un pequeño pueblo con una romántica playa que los lugareños se han encargado de proteger contra el turismo masivo, por lo que conserva todo su esplendor.

En lo alto de un acantilado se encuentra el hotel Ritz-Carlton, todo un monumento, en donde el viajero se despide de la Big One hasta la mañana siguiente. Algunas habitaciones tienen su propia terraza al mar, con hogueras que permiten asar malvaviscos y tomar una botella de vino sin que la brisa marina ahuyente a los friolentos.

Los fanáticos del surf encontrarán al Norte del pueblo la rompiente de Maverick’s, en la que sólo unas decenas de expertos de todo el mundo pueden atreverse a cabalgar olas de más de diez metros de altura (el equivalente a un edificio de cinco pisos).

Por primera vez, no hay que madrugar para aprovechar todas las horas del día, y volvemos con calma a los brazos de Mamá Big One para llegar a San Francisco, a menos de una hora de viaje. El Golden Gate nos da la bienvenida, y aunque la Big One sigue su camino hasta Sacramento, los arcos y cables del leviatán rojo marcan el final del viaje.

[toggle Title=”Dónde dormir”]

Santa Bárbara
Hotel Mar Monte, 1111 East Cabrillo Road. Aunque algo necesitado de reforma (fue i-naugurado en 1931), y un poco lejos de las zonas comerciales y los restaurantes de State Street, el hotel ofrece lo mejor de sí mismo en la amabilidad del personal, las vistas al Océa-no Pacífico y su arquitectura de estilo español. Tip: solicitar las habitaciones más nuevas y frente al mar, pues parte del hotel aún no ha sido reformado.
http://www.santabarbara.hyatt.com/en/hotel/home.html

Carmel-by-the-Sea.
Lamp Lantern Inn, en la esquina de Ocean Avenue y Camino Real. Extraordinario B&B boutique, con algunas habitaciones de postal. Este hotelito lo tiene todo: estupendo personal, excelente ubicación a dos o tres cuadras de la playa y en la mejor calle de tiendas y restaurantes del pue-blo. ¡Y admiten mascotas!
http://www.carmelcalifornia.com/

Half Moon Bay.
The Ritz-Carlton, 1 Miramontes Point Road. Hotel de cinco estrellas con vistas espectaculares, hogueras al aire libre, y un maravilloso spa para despedir el viaje.
http://www.ritzcarlton.com/en/Properties/HalfMoonBay/Default.htm

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[toggle Title=”Dónde comer”]
Los Angeles
Duke’s,21150 Pacific Coast Highway. Para amantes del surf, historia y localización. Frente a uno de los rompientes más famosos de la época dorada del surf de los años 50 y 60. Longboards, vistas espectaculares, comida hawaiana-californiana y excelentes cocktails.
http://www.dukesmalibu.com/

Gladstones, 17300 Pacific Coast Highway. Un clásico de la costa angelina de California. Habrá días mejores y peores con el menú, pero si lo que buscan es ambiente californiano y playa, este es el sitio.
https://www.facebook.com/gladstones

Santa Bárbara
The Hungry Cat, 1134 Chapala Street. Si uno se para a preguntar a un local en dónde cenar, lo más probable es que acabe en el Hungry Cat. Restaurante especializado en marisco y pescado, con una excelente referencia calidad-precio, y sin muchas pretensiones. Reservar es imperativo. Muy cerca de State Street.
http://thehungrycat.com/

Big Sur
The Ragged Point Inn & Resort, 19019 Cabrillo Hifhway, San Simeón. Es un hotel y restaurante que se encuentra en lo alto de un acantilado, con vistas espectaculares al mar. La comida es muy buena, y si deciden pasar la noche las habitaciones son excelentes.
http://raggedpointinn.com/

Carmel
L’Escargot, en la esquina de Mi-ssion Street y 7th Avenue.
Cocina francesa, con un menú de tres platos que cuesta alrededor de 29 dólares y que es excelente. La especialidad son los “escargots” y el pollo en salsa de trufas. Como todo en Carmel-by-the-Sea, puede ser un poco difícil de ubicar. Preguntar a los locales.
http://www.escargot-carmel.com/

Half Moon Bay: El hotel recomendado en esta guía está un poco lejos del centro del pueblo, por lo que la recomendación para cenar es El Navío, ubicado en el mismo Ritz-Carlton. Las vistas, el menú de pescados y maris-cos, y la proximidad de las habi-taciones son los mejores testigos de la conveniencia de este restaurante.
http://www.ritzcarlton.com/en/Properties/HalfMoonBay/Default.htm
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[toggle Title=”Qué hacer”]
Santa Bárbara
Misión y Museo de Santa Bárbara, 2201 Laguna Street. Misión franciscana fundada por Fray Junípero Serra. Uno de los enclaves del famoso Camino Real, la Misión de Santa Bárbara domina la bahía del mismo nombre desde lo alto de una colina. Aquí están enterrados algunos de los primeros pobladores de Santa Bárbara.
http://www.santabarbaramission.org/

State Street.
A sólo tres cuadras de la Misión de Santa Bárbara está Estate Street. Es una bonita avenida de dos direcciones que baja hasta el mar y el Steams Wharf, con boutiques exclusivas, cafés y restaurantes.
http://hearstcastle.org/

San Simeón
Hearst Castle, 750 Hearst Castle Road. A unos minutos de la Big One en dirección a Big Sur se encuentra un monumento a la megalomanía_ Hearst Castle, la residencia de William Randolph Hearst. Hoy es un monumento nacional, pero en su tiempo fue la morada del primer gran magnate de la prensa. Situado en lo alto de una colina y con vistas al Pacífico, uno no puede dejar de preguntarse a cada paso si lo que estamos viendo es auténtico o una burda copia.

En ruta hacia Big Sur.
Piedras Blancas: A 8 millas al Norte de San Simeón por la Big Sur se encuentra el faro y parque de cría de elefantes marinos de Piedras Blancas. Para una visita guiada hay que acudir al antiguo Piedras Blancas Motel, que está a 1,5 millas al Norte del faro, y reservar una visita de dos horas que incluye el paseo por el faro y una visita al criadero de elefantes marinos.
Paradas o desvíos que valen la pena para sacar fotos: Point Sur, Punta Lobos, Bix by Bridge… Déjate llevar por la Big One.
http://piedrasblancas.org

Carmel
Tiendas: la multitud de tiendas que puebla Carmel sólo requiere capacidad y ganas de perderse. EL resto, es cosa del viajero. Desde bazares completos al servicio de las mascotas (Diggidy Dog, en Ocean Avenue esquina con mission Street), una docena de galerías de arte, hasta una tienda especializada en sweaters para caballeros de la más alta calidad (St. Moritz, Ocean Avenue entre Junípero y Torres Street), todo gira en torno a Ocean Avenue y sus calles paralelas.

Pebble Beach Golf Course: puede que sea un poco caro jugar 18 hoyos en Pebble Beach, pero si la afición les puede, éste es el único campo por el que vale la pena alargar la estancia un día. Un paraíso que te quitará el aliento tanto por el panorama como por la exigencia del recorrido.
http://www.pebblebeach.com

Half Moon Bay: Al ya referido y obligatorio paseo por la playa, y al reposo de las guerreras en el SPA del Hotel Ritz-Carlton, se añade una visita a las olas de Maverick’s. Al Norte del pueblo, en la aldea de Princeton-by-the-Sea, se levanta una de las olas más altas y peligrosas del mundo. Muchos surfers profesionales se han dado el último baño en esta costa, pero éso no es impedimento para que cada día los locales se atrevan con estos gigantes. Hay que caminar un poco desde el estacionamiento, pero vale la pena asistir a la práctica de uno de los deportes más peligrosos: el surf de grandes olas.
http://www.ritzcarlton.com/en/Properties/HalfMoonBay/Default.htm

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HOTtips:
Resulta conveniente reservar y pagar la renta del coche con una tarjeta American Express, pues los costos del seguro ya van cubiertos por el contrato de tarjetahabiente (sólo en Estados Unidos y Canadá), abaratando significativamente la tarifa final de la renta del auto. También es conveniente incluir el alquiler de un aparato GPS, pues en los momentos de flaqueza aventurera, ó ante la ausencia de lugareños, será un buen guía para encontrar posada y alimentos.

[toggle Title=”Tips para COMUNICARTE CON TU CELULAR EN TUS VIAJES AL EXTRANJERO
*Algunos tips sólo aplican para usuarios Telcel.”]

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  • Poner un cuadrito con el ejemplo completo por ejemplo +521…

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Estando en el extranjero, sigue los siguientes pasos para consultar tu buzón de voz:

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Te recomendamos tener a la mano el número que la Secretaría de Relaciones Exteriores tiene para brindarte ayuda en caso de algún imprevisto:
+52 55 3686 5100 de lunes a viernes (9:00 a 13:00 tiempo de México). Esta llamada tiene costo desde tu Telcel como llamada internacional a México. Consulta las tarifas de acuerdo al país que visitas.
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