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Trista, una década contando historias

Tras diez años de trabajo, Trista se ha consolidado como un referente en la esfera de la moda mexicana, no solo por el trabajo exhaustivo –cuya magnificencia es innegable–, sino por el trasfondo de cada una de sus colecciones, enriquecidas por distintas fuentes de inspiración, investigación profunda y trabajo colectivo, bajo la batuta de su director creativo, José Alfredo Silva, Josa, en la creación de piezas únicas. Trista es mucho más que una marca de moda, en Trista se cuentan historias.

¿Cómo surge el nombre, Trista?

Desde la universidad trabajé mucho con un filósofo francés que decía que cada palabra tiene la capacidad de generar una imagen y una sensación. De broma siempre digo que hay palabras que pican, como ‘Azcapotzalco’, o palabras que vuelan como ‘borboleta’. A partir de ejercicios fonéticos con Giovanni, surgió Trista. La palabra tiene toda esa aura nostálgica que te remite a una mujer antigua pero actual; no sabes si es del pasado o del futuro, pero tiene una mística muy marcada. Nos enamoró la palabra y Trista se quedó.

Cuéntanos un poco acerca de la exposición.

Quisimos abordar los cuestionamientos que desde un inicio nos han hecho ser lo que somos para poder proyectar hacia donde vamos. Vas a encontrar a lo largo de la exposición una serie de salas que tratan de identificar elementos muy concretos de cómo se formó y cómo es ahorita la marca. Uno muy importante es la temática de cada colección, a lo que no me gusta llamarle inspiración, ya que hace parecer que llega por azares sin que lo puedas controlar y en realidad no es así. Una de ellas, que ha sido siempre una inquietud para nosotros, es la literatura.

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Dinos más acerca de la literatura como temática.

Ha sido una constante en casi todas las exposiciones. Por ejemplo, está en una de nuestras colecciones de 2007, Escúchame con los ojos. La trabajamos con el libro de Noticias del Imprerio de Fernando del Paso, alrededor de la idea de tener a Carlota volviéndose loca en el único audio hay en el desfile. Esa colección tiene elementos importantes que analizar. Uno es la silueta, que es de una mujer un poquito más naive, y por lo tanto, los vestidos son muy fáciles de usar y empiezan a mostrar texturas y prints apenas perceptibles. De alguna forma, son vestidos un poco más jóvenes de lo que es ahora Trista.

Si esta colección estaba dirigida a una mujer más joven ¿cuál es tu perfil ahora?

Lo que pasa es que la mujer se ha ido completando, como un rompecabezas. Esa mujer que antes idealizábamos ahora tiene nombre, pies, cabeza, ya es alguien concreto. Esta era nuestra segunda colección y realmente estábamos dando tiros al aire; estábamos descubriéndonos.

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Además de la literatura ¿qué otros elementos podemos encontrar en Trista?

No solo la literatura ha sido una constante, también el interés histórico por el vestido, la historia, las técnicas. Hay un momento en que decidimos estudiar la silueta de una época, pero traduciéndola al presente de una manera contemporánea para que te dé ese look and feel, pero que sea una pieza que puedes usar fácilmente. Que sea una prenda actual llena de referencias al pasado.

Otra constante ha sido la influencia de Japón en nuestro proceso. Es muy bonito encontrar elementos que nos remiten a esa cultura, donde las siluetas se ocultan, la mujer entallada se redefine y vamos generando volúmenes en zonas donde normalmente no se harían. Replantean esa belleza tan típica occidental, así que jugamos cubriendo el cuerpo para descubrir otra silueta muy hermosa. Trista es un equilibrio entre belleza, fuerza, feminidad para contarte la historia de cada proceso.

¿Como se ha generado la imagen de Trista a traves de estos 10 años?

A través de un elemento muy importante, que son las fotos. Por una parte, hay que analizar cómo Trista se genera a sí mismo, cómo nosotros generamos una imagen que queremos transmitir. La otra es cómo los medios y fotógrafos independientes a la marca han ayudado con su visión a crear este Trista. A lo largo de la exposición puedes ver el trabajo de diferentes editoriales y fotógrafos que han trabajado con Trista y han ayudado a generar y construir lo que somos ahora.

Una línea de trabajo muy constante y que hoy se ve más que nunca es el manejo de las flores. Decidimos, entonces, crearles un gran tributo en la exposición, y esto nos permite también entender el proceso de Trista. El trabajo de la marca, a partir de la flor, se ha sofisticado a través de una constante búsqueda y eso nos ha llevado a este nuevo territorio de las texturas. Al igual que la temática, las texturas nos dan inspiración. Desde decidir el tipo de flor, cómo la vamos a desarrollar, qué material y qué tipo de técnica usaremos.

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¿Cuales son las técnicas utilizadas en los diseños de la marca?

Me gusta mucho trabajar en plano y modelado sobre maniquí para llegar a resultados inesperados. Pero esta técnica, de alguna forma, ha ido mutando. Tratamos de abandonar esa complejidad para llegar a un patronaje muy elemental con el que sea posible hacer una blusa y una falda, pero con texturas experimentales. El Trista de ahora es una la mezcla de estas dos técnicas: de un patronaje complejo con un patronaje un poco más práctico sobre las texturas. Y esto se fundamenta mucho con la parte de la experimentación.

Cuéntanos sobre la experimentación en cada colección.

Es jugar con todos los elementos para lograr una idea. Para una colección particular, por ejemplo, trabajamos con el tema de la muerte. Hicimos entrevistas a gente cercana a nosotros para ver qué significaba para ellos y analizamos novelas clásicas de la literatura mexicana, como Pedro Páramo o Recuerdos del porvenir de Elena Garro. Entonces encontramos que la muerte se ve reflejada en las sombras y las sombras son presagios de que algo va a suceder y la muerte va a estar ahí. Este desprendimiento como alter ego de la persona es algo que nos gustó y nos interesó mucho para trabajar.

El cuestionamiento era ¿qué sucede si esa sombra que tú estás viendo no es tu sombra, sino la sombra de alguien más? Entonces decidimos trabajar con algunas personas para capturar su sombra, por así decirlo. Una vez que las capturamos, lo que hicimos fue modelarlas sobre el maniquí. Después de jugar en el taller y modelar con la luz natural, encontramos que llega un punto en el que el ángulo de la luz es el correcto y nos genera la sombra, pero no la sombra de quien la usa, sino aquellas que logramos capturar. Imagínate que tú te volteas a ver y ves la sombra de alguien más. Románticamente decimos que podemos guardar la sombra de alguien especial para que cuando tú la voltees a ver te acuerdes de esa persona.

¿Cómo defines los materiales que quieres utilizar? ¿Ya estas casado con ciertas telas o para cada colección vuelves a buscar y hacer pruebas?

Hay un estilo muy definido de la marca que sí nos lleva a una delicadeza y a una feminidad que no todos los materiales van a tener, pero según el cliente, colección y necesidades vamos redefiniendo los materiales y experimentando con ellos.

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Eres fundador de Trista, pero ¿cómo entras hoy en día en el proceso de cada diseño?

Cada vestido que hacemos pasa por las manos de aproximadamente 12 personas. Al saber eso, entiendes el porqué de mi trabajo, director creativo. La dirección creativa es básicamente dirigir el proyecto a donde quieres que vaya. Todos y cada uno de los que intervienen proponen algo y yo tengo que ver que todo se esté transmitiendo tal y como queremos.

Háblanos un poco sobre tu background y cómo surge el proyecto de Trista hace 10 años.

Estudié ingeniería industrial, después un Diplomado en Arte Contemporáneo y Moda en Casa de Francia, y cuando acabé me fui a trabajar a Londres; después hice una maestría en Estudios e Investigación sobre la Moda, en Francia. Cuando vuelvo a México es cuando decidimos lanzarlo.

Giovanni y yo éramos amigos en la universidad, y desde entonces empezamos con el proyecto a partir de un programa de radio que teníamos. Ha habido todo un proceso, y en un punto, Trista tuvo que parar para que saliera Simple by Trista, que es una línea más accesible, y cuando se relanza Trista hace dos años, Giovanni y yo decidimos separarnos. Entonces ahora Giovanni lleva Simple by Trista y yo llevo Trista. Con este resurgimiento del proyecto se redefinieron los valores de la marca, se sofistica mucho el producto y se llega a un público mucho más alto.

Además, se lanza la línea para hombres, Trista Homme, que sigue el estilo sofisticado de la marca, guardando todos los valores de experimentación, pero de una forma actual a través del patronaje, donde jugamos con la silueta del hombre de una manera muy clásica. Se vuelven piezas que se ven complicadas, pero en la práctica son muy fáciles de usar.

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¿Cómo pasas de ingeniería industrial a la moda?

Tenía muchísimo interés por la moda; dibujaba cómics y siempre dije que lo que definía a un personaje era la ropa; la vestimenta da toda la personalidad. Mis papás no me dejaron estudiar moda, entonces decidí estudiar ingeniería industrial para después ligarlo con textil.

Varias piezas de la exposición son de clientas de Trista. Cuando empezaste a armarla ¿sabías qué piezas querías o tuvieron que hacer research y ver retrospectivamente qué modelos había que incluir?

Ana Elena Mallet tomó la batuta. Cuando le dije que quería hacer la exposición, me propuso estudiar el archivo y yo le dije “¿Qué archivo?” (Risas). Es un tema muy grave y recurrente en México: no tenemos historia de la moda; ninguna marca o muy pocas, tienen un archivo armado y muy bien estructurado que te permita volver a modelos pasados para poder redefinirse.

Estudiamos en qué se descompone Trista y empezamos a encontrar elementos como literatura, silueta, vestidos históricos, experimentación textil, influencia japonesa, etc. Y empezamos a buscar los vestidos representativos de cada o de ellos, pensando cómo funcionarían en el espacio del museo. La exposición ha sido muy rica, en parte por buscar a las clientas para que nos prestaran los vestidos personalizados que hemos hecho y así escuchar las historias que han vivido con ellos. Vemos cómo Trista es la fusión de las historias de quienes los usan y las que nosotros queremos contar mediante los procesos.

Cuando haces proyectos personalizados ¿qué tanto permites que el o la cliente interactúe con lo que vas a proponerles?

Se permite mucho, porque el diseño tiene cuatro vertientes. Una, sin duda, es el cliente: hay que entender sus expectativas para poder diseñar algo que sea práctico para él. Otra es la parte tecnológica: qué tienes y cómo puedes desarrollar eso que te están pidiendo. La parte de costos, también es importante, y la última es la artística: los conceptos y preceptos que te ayudan a formar algo. Al fusionar estas partes se logra un complemento muy fuerte. El cliente no está peleado, uno puede trabajar a partir de las referencias que te da y proponerle algo bellísimo.

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¿Cuánta gente trabaja en Trista y cómo funciona el proceso?

En un mismo taller reunimos todos los proyectos: el de novias, Children of Our Town, que es nuestra línea más casual, y Trista. Son proyectos diferentes, pero conviven bajo una misma sinergia. Todos están en el mismo lugar; juntos, pero separados.

Cuéntanos de esta parte de novias.

Tanto Francisco Cansino de Yakampot –mi socio– como yo, teníamos muchos pedidos de novias por separado, sin que fuera un negocio real para ninguno de los dos. Decidimos juntarnos para crear el proyecto y está despuntando. El mercado de las novias en México es muy bonito porque la mujer mexicana desde niña tiene su visión de cómo quiere verse ese día, siempre extraordinaria.

Ha sido interesante jugar con esos elementos tan delicados.

¿Qué sigue?

Seguir consolidándonos en el mercado nacional, poder hacer escalable el negocio, crecer y lograr que la gente pueda encontrarnos en lugares como este para que sigan enamorándose de la marca. La idea de la exposición es hacer mucha difusión, porque son pocos los espacios del mundo del arte que se prestan a mostrar el mundo de la moda.

Al presentar las colecciones de esta manera damos cabida a la historia que se quiere contar y todo lo que hay detrás, que no ves en los desfiles. Así, el acercamiento de la gente con Trista es más reflexivo, y creo que la moda en México, que está tan mal percibida, lo necesita. No importa que haya gente que la odie, siempre que se interese porque existan estos espacios: me gusta que la gente tenga referencias para destruirlas o para querer ser como ellas.

http://trista.com.mx/