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Xilitla; un sueño puesto en abismo

Entrar al Jardín Surrealista de Edward James pone al viajero en un paréntesis quimérico. Como si fuera parte de un mise en abyme, la figura retórica que incrusta y contiene un algo adentro de un algo idéntico hasta el infinito. Lo hace sentir que alguna vez ya estuvo allí, quizá en un sueño adentro de un sueño.

Para llegar a Xilitla hay que asegurarse dos cosas en la mochila, la disposición incorruptible de llegar a Xilitla y una caja de Dramamine.

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Fotos: Liliana Cruz Bautista y Roberto Mañón

Desde Ciudad de México, el trayecto es largo y se hace por carretera, se tarda entre siete y nueve horas de asiento. Medio viaje es vía los pliegues de la Sierra Gorda de Querétaro, no hay náusea que se resista. Se puede conducir con cautela por las incontables curvas o salir a las 9 pm con arribo al pueblo a las 5 am en bus de Primera Plus, desde la Terminal de Autobuses Norte. Es probable que, al llegar, el hotel todavía esté cerrado; es probable que llovizne molesto y finito y también puede que haga calor. El clima es espe- so y se respira un aire de oscuridad fascinante. Hacer tiempo en la plaza principal es una opción y el atole de chocolate xilitlense que sale con el sol, hace que la espera valga la pena.

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Fotos: Liliana Cruz Bautista y Roberto Mañón

VISITAS INFALTABLES EN XILITLA

Xilitla es un destino como la Meca, uno no-debe-morir sin haber ido y más o menos uno no sabe cuándo se va a morir, así que cuanto antes vaya, mejor. Uno debería visitarlo dos veces en la vida si tiene treinta, tres si tiene treinta y seis, cuatro si en seguida tiene hijos para que ellos ya hayan ido su primera vez. Es de esos destinos que se ve en fotos y cuesta creer que exista fuera de un set de filmación. Y lo mejor, lo más inaudito y lo más fortuito es que está dentro de las fronteras de México. El sitio, visitable y más surrealista que se pueda imaginar, en el país surrealista por excelencia, definiría Bretón. “Un sueño adentro de un sueño”, lo llamó el fotógrafo Tim Walker, cuando firmó el guestbook del hotel don- de articuló las codiciadas fotos con Tilda Swinton.

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Fotos: Liliana Cruz Bautista y Roberto Mañón

La joya de la corona, el Jardín Escultórico de Edward James, Las Pozas, está a media hora ca- minando del pueblo. El pueblo en sí es chiquito y no dice mucho. Tiene el mejor zacahuil de calle que un humano haya probado, bajando la calle principal y llegando para el desayuno. Tiene una fiesta reducida pero memorable de Independencia, si uno llega para el 16 de Septiembre a su plaza principal. Tiene, y todo empieza a cobrar el sentido de lo sin sentido, un hotel decadente, perturbador y, sumando los dos adjetivos que multiplican el efecto, hermoso en todos sus recovecos. Se llama Posada El Castillo y era la casa de Plutarco Gastelum su amigo y mano derecha para la creación del jardín. James se quedaba en esta casa cada vez que visitaba Xilitla y no se quedaba en medio de la selva en Las Pozas.

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Fotos: Liliana Cruz Bautista y Roberto Mañón

La posada hoy pertenece a la familia Gastelum y lo atiende la sobrina de Plutarco, el hombre que fue la mano derecha y cable a tierra de James. Las ventanas aquí tienen las mismas estructuras que se ven en el castillo surrealista, o por ejemplo, una bañera tipo romana, gigante y desproporcionada para el resto de la habitación. Hay varios pisos y pisitos, salones escondite, muebles con olor a desconcierto y dibujos de Leonora Carrington, casual, en la pared más equis del hall. Crecieron en medio de este surrealismo y es su mágica cotidianidad. El trato es casi familiar, el precio hasta desproporcionado y a favor del huésped. Un pasadizo secreto conduce al museo que hay al lado que también es restaurante. Se puede visitar aunque uno no se aloje en la posada, pero para vivir la experiencia surrealista completa, sí conviene bookear allí.

La comida en el mini museo no es cosa del otro mundo, pero se exhiben los moldes de los ornamentos de la obra de James, fotos y cartas de Edward a Salvador y las respectivas respuestas de Dalí. Se lee una camaradería superpuesta con amistad, con profunda admiración de doble lado, un elogio a la locura y el mecenazgo del excéntrico sobre el artista catalán.

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Fotos: Liliana Cruz Bautista y Roberto Mañón

LA HISTORIA DEL ARTÍFICE DEL JARDÍN SURREALISTA

El inglés no era sir en el sentido protocolar británico que designa a un Caballero o a un Barón. Tampoco era inglés. Era escocés de nacimiento y antes de aprender a sentarse, se mudó a Inglaterra. Era nieto por parte de madre del rey Eduardo VII de Inglaterra, parece haber afirmado al llegar a México. Lo cierto es que Edward, último hijo y primer varón de cuatro hermanos, heredó una fortuna descomunal que solo había aprendido a derrochar. No tenía conciencia de lo finito del dinero y tampoco

UN SUEÑO ADENTRO DE UN SUEÑO -Tim Walker

la necesitaba. Era un snob simpático y loco hasta lo irreverente que vivía para viajar, hacer y deshacer caprichos, comprar arte y financiar el movimiento surrealista. Se consideraba poeta y un poco arquitecto, pero de sus sueños, porque sus estructuras magníficas no tenían una base de ingeniería ni de arquitectura oficial.

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Fotos: Liliana Cruz Bautista y Roberto Mañón

El señor se despertaba, a veces ni se vestía y boceteaba las formas orgánicas de concreto que había soñado, mezcla de góticas con mesopotámicas, egipcias y todo el estilo onírico que su imaginación le dictase. Era dueño de toda esta fortuna así que pronto llevaría a cabo el jardín paraíso de sus sueños, cuando encontrara el lugar correcto.

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Fotos: Liliana Cruz Bautista y Roberto Mañón

Lo encontró en México, en 1947, en una desviación de sus visitas a su penfriend Leonora Carrington en Cuernavaca. Allí se enteró de que la Huasteca Potosina era hábitat natural de una de sus pasiones, las orquídeas; conoció a Plutarco Gastelum, le dijo: “¿Me acompañas a buscar flores?”, obtuvo un sí por respuesta y salieron de expedición. Sin necesidad de presentarse a un trabajo el lunes y dadas las acciones colaterales de alguna magia en la que le resultó oportuno creer (el vuelo de unas mariposas), dio con estas hectáreas de selva potosina. El terreno estaba a la venta y lo había llamado, no podía no comprarlo. Pero no podía, era extranjero; las puso a nombre de su amigo-colega Plutarco y juntos empezaron a armar este jardín sin precedentes tangibles fuera de las pinturas de Dalí, conocido como el jardín escultórico Edward James Las Pozas.

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Fotos: Liliana Cruz Bautista y Roberto Mañón

La construcción comenzó en 1949 y terminó a fuerzas en 1984, cuando nuestro estrafalario protagonista falleció de una embolia en uno de sus viajes a Italia. De él se conocen incontables anécdotas en el pueblo: que coleccionaba animales exóticos, que se paseaba desnudo, que era masón, alquimista, que siempre llevaba un papagayo al hombro. El hombre le dio vida a uno de los lugares más impresionantes que hasta al viajero más viajado puede dejar pasmado. Lo deja con los ojos casi llorosos de emoción y la boca abierta de no poder acreditar lo que los ojos, ahora dos segundos más llorosos, están metiendo para adentro.

Hay más. Visitas a los alrededores de Xilitla

SÓTANO DE LAS GOLONDRINAS

En Aquismón, a una hora y media en coche y con organización, benevolencia del tiempo y de la agenda de la naturaleza, se puede ver a los habitantes del Sótano de las Golondrinas. Un agujero kárstico sin final pronosticable a la vista –tiene 512 metros de profundidad– que alberga miles de golondrinas, es el sexto abismo más grande del mundo.

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Fotos: Liliana Cruz Bautista y Roberto Mañón

Muy temprano y si no llueve antes de las 6 am, se puede ver salir parvadas de pájaros. Emergen sincronizados como en un ballet coreano formando una espiral. Hay que hacer mucho silencio para no asustarlos y para dejarse sorprender por sus vocecillas de pájaro gritando.

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Fotos: Liliana Cruz Bautista y Roberto Mañón

Alrededor de las 5 de la tarde el ritual se repite al revés, las golondrinas regresan a su hogar, esta vez en una veloz picada recta. El espectáculo natural es de una magnificencia que no tiene pierde. Pero si la vista no alcanza, con el permiso y el equipo apropiado, los adeptos al rapel pueden entrar a explorarlo.

CASCADAS DE TAMUL

Al norte de Aquisimón, a 45 minutos de Ciudad Valles están las cascadas de Tamul. Con 105 metros de altura, son las más grandes de San Luis Potosí. Se puede hacer un recorrido en canoa y aquí también se puede rapelear, además de llenarse de azul los ojos.

CIRCUITO DE CASCADITAS

Micos, Minas Viejas, el Meco y el Salto son otras cascadas de 35, 50 y hasta 70 metros, que se recorren de una sola vez. Desde Xilitla se contrata un tour disponible en la recepción de varios hoteles o incluso haciendo deal con los dispuestos taxistas de la plaza.

El combo Xilitla y alrededores se compacta perfecto en un fin de semana de puente, aunque la recomendación es procurarse el propio lunes libre para evadir el turismo feroz.

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Fotos: Liliana Cruz Bautista y Roberto Mañón

GUÍA DE XILITLA

Jardín escultórico Edward James
Camino Paseo Las Pozas s/n, Ba- rrio La Conchita, Xilitla
Horario: 9:00 a 18:00 horas/365 días del año
P. www.laspozasxilitla.org.mx

HOTtip: Los meses recomendados para visitar el jardín son enero y febrero o septiembre y octubre. Te recomendamos también realizar tu visita los días lunes o martes debido a que existe una menor afluencia.

CÓMO LLEGAR
www.primeraplus.com.mx

DÓNDE DORMIR
Posada el Castillo D. Ocampo 105, Xilitla
T. 01 489 365 0038
P. www.elcastilloxilitla.com

DÓNDE COMER
Restaurante Las Conchitas
D. Agustín Iturbide 109, frente al jardín escultórico

Café James Xilitla
D. Dentro del jardín escultórico
T. 01 489 100 7867

Ambar el lugar de Dona
D. Miguel Hidalgo 209, Xilitla
T. 01 489 365 1314

Texto por: Vica Papuchi
Fotos por: Liliana Cruz Bautista y Roberto Mañón
Agradecemos a la Fundación Pedro y Elena Hernández por el apoyo en la realización de estas fotografías.